Mushuc Runa, conocido popularmente como el Ponchito, ha recorrido un camino singular en el fútbol ecuatoriano. Tras su debut en la serie A en 2014, vivió un paso efímero que concluyó con el descenso en 2016, luego de una campaña en la que cerró último con apenas 15 puntos en 22 partidos.

Aquella temporada dejó un registro de solo tres triunfos, seis empates y trece derrotas, con un saldo negativo de -19 en el gol diferencia.

Los cambios en el hexagonal final de la tabla de posiciones que traería la fecha 29 de la Liga Ecuabet

Lejos de rendirse, el club tungurahuense protagonizó un rápido regreso. En 2018 dominó la serie B al sumar 80 puntos en 44 encuentros, con 23 victorias, 11 empates y 10 derrotas, logrando un ascenso sólido a la máxima categoría para 2019.

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Desde entonces, Mushuc Runa había logrado sostenerse como un competidor estable, construyendo una identidad que combinaba lo institucional con lo deportivo.

En 2025, sin embargo, el panorama es distinto. Aunque inició el año con una campaña histórica en la Copa Sudamericana —ganando cinco partidos y empatando uno, incluyendo un triunfo memorable 2-1 sobre Cruzeiro en Brasil—, su realidad en la Liga Pro ha sido mucho más compleja.

Tras una serie de malos resultados, el club pasó por tres entrenadores en la temporada: Éver Hugo Almeida, Fabián Frías y actualmente Paúl Vélez, quien intenta revertir la situación.

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Los números son elocuentes, Mushuc Runa ocupa el último lugar con 23 puntos en 28 partidos, producto de seis victorias, cinco empates y diecisiete derrotas.

Con apenas dos fechas por disputarse —ante Independiente del Valle y El Nacional—, incluso ganando ambos compromisos, el equipo deberá disputar el hexagonal para evitar el descenso.

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El Ponchito, que en los últimos años se había ganado un espacio como animador estable de la serie A y representante internacional, enfrenta hoy uno de los mayores desafíos en 2025:; luchar contra sí mismo y contra los fantasmas de 2016 para no volver a perder su lugar en la élite del fútbol ecuatoriano. (D)