Guayaquil está de fiesta. Como cada julio, la ciudad se viste de celeste y blanco para conmemorar su fundación con actividades culturales, cívicas y deportivas que celebran el espíritu vibrante de los guayaquileños. Y entre tanto júbilo, el fútbol —pasión inquebrantable del puerto— ocupa un lugar especial en el corazón de la celebración.