La mañana del pasado sábado Emelec, en un comunicado, anunció la salida del volante Dixon Arroyo y el único detalle que se mencionó fue que llegó a un acuerdo para dar por terminada su relación con el club.

La relación entre la escuadra guayaquileña y el futbolista tuvo fisuras luego que el pasado 30 de marzo el plantel de Miguel Rondelli habría decidido no entrenar por solidaridad con él debido a una deuda de dos meses de sueldo.

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En aquellos días, José Pileggi Véliz, presidente de Emelec, fue consultado sobre la postura de Arroyo y respondió con tono de enojo: “Hay que preguntárselo a él”.

Las especulaciones en torno a la salida del futbolista, que trascendieron en redes sociales, molestaron al adiestrador azul y el lunes, a su arribo a Guayaquil tras la derrota con Aucas (2-1), dijo que estaba con “bronca” por esta situación.

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Rondelli, en conversación con una cadena de deportes, expuso los motivos que derivaron en que el jugador no continúe en el plantel.

“Es una baja sensible la de Dixon, porque no solamente era un jugador importante para el club, pero se llegó a una decisión que ha dejado satisfecha a la directiva y al jugador y eso es muy importante”, dijo el argentino.

“Cuando hay estos inconvenientes, lo ideal es poder mirarse a los ojos y saber que se hizo lo mejor para ambas partes”, añadió el estratega en conversación con ESPN.

Rondelli insistió en su malestar por las diferentes versiones que circularon con respecto al caso y enfatizó que Arroyo “no fue separado” de su equipo.

“Por eso, a veces me molesta de lo que se habla, de que no se lo dejó entrenar, de que no se le dio ropa, que fue separado del plantel. Nunca se dio eso, el jugador tenía una situación, una deuda contractual con el club”, precisó el entrenador.

“Tanto la directiva como él tomaron la decisión de que mientras se resuelva esa situación no está apto para participar. Es una manera de protegerlo”, concluyó Rondelli. (D)