Tres veces campeón de América, dos títulos del mundo, máximo artillero de la Copa Libertadores (54), llamado “el hombre del gol importante” –los tantos que anotaba servían para ganar partidos o coronas– y la identificación eterna, con su nombre y apellido, para uno de los mejores equipos de todas las épocas: el Peñarol de Alberto Spencer.