Es muy preocupante lo que está ocurriendo en la Federación Deportiva del Guayas. A más de los problemas generados por el mal estado de los escenarios –causal de la intervención estatal– ahora se le suman la mala distribución de recursos, demandas presentadas, bloqueo de cuentas y los reclamos de las asociaciones provinciales.

Para recuperar los escenarios se necesita un estudio técnico, dinero y tiempo. Para que ustedes saquen sus conclusiones, reemplazar la pista atlética del estadio Alberto Spencer, que lleva el nombre de Jacobo Bucaram Elmhalim y que hace rato terminó su vida útil, se necesita algo más de $ 1 millón.

Para rehabilitar la piscina Los Cuatro Mosqueteros hace falta una muy buena cantidad de dinero, que es justamente lo que menos tiene Fedeguayas.

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Dicen los interventores y las autoridades de la Secretaría del Deporte que el Estado no puede entregar más dinero y lo que es peor ha reducido constantemente su presupuesto. Existe otro problema mayor: la mala distribución de los recursos. La mayoría de las federaciones gastan entre el 70 y 80% en pago de nómina; es decir, en burocracia, y muy poco en desarrollo técnico. Esto es una cosa terrible.

Esta mala distribución es responsabilidad compartida en razón de que cada año todos los organismos del sistema deportivo tienen y deben presentar para su aprobación el famoso Plan Operativo Anual, documento en el que se describen los fines, objetivos, metas, actividades, tareas, costos y otros. Es aquí donde los tecnócratas debieron detectar y detener lo que estaba ocurriendo con la mala distribución de los recursos.

Además, los directorios de todas las federaciones provinciales del país están conformados por delegados de entidades estatales como el representante del Ministerio de Salud, de los municipios y delegados de la Secretaría con los que logran una mayoría que sirve para tomar decisiones y hacer recomendaciones. ¿Cómo entender que ninguno de ellos alertara a sus organismos superiores de lo que estaba pasando en todo el deporte nacional?

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A tan pocos días de haber iniciado la intervención los administradores se desayunaron con la noticia del bloqueo de la cuenta bancaria de Fedeguayas por una demanda presentada por el constructor de las gradas de la calle Quito del Capwell.

El Estado, al no poder entregar recursos a un club privado, lo canalizó por medio de Fedeguayas. Terminada y entregada la obra el constructor presentó una reliquidación, lo que estaba prohibido por las mismas cláusulas del contrato. Como no se atendió la demanda el Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio falló a favor del demandante y al paso del tiempo y al no haberse cancelado la deuda, fue ordenado el congelamiento de la cuenta bancaria de Fedeguayas.

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Las asociaciones provinciales, en rueda de prensa, informaron que desde hace algunos años no les entregan los dineros que por mandato de la ley les corresponden y que sirven para ejecutar todos sus proyectos. En cambio, hay más de 300 empleados, hay un director de infraestructura, 6 funcionarios de mantenimiento, 23 auxiliares, 5 coordinadores de escenarios, 5 analistas, 10 asistentes administrativos, coordinador de servicios generales, aparte de varios jefes departamentales y asesor presidencial. Todo este largo tren burocrático no incluye al personal de mantenimiento y de seguridad que están tercerizados.

A todo esto hay que sumarle las muchas demandas de trabajadores despedidos que ahora se han reactivado legalmente.

Hemos sostenido que obligar a las instituciones deportivas al pago de energía eléctrica y agua potable de los escenarios fue una crueldad que cometieron con el deporte. Algunas instituciones incluso pagaron valores cuando todavía estaban protegidos por la ley anterior. El plan era que el Estado les enviaría a todas las instituciones del sistema deportivo los dineros para el pago mensual de los servicios básicos, cosa que en algunos casos llegó tarde o nunca.

Debido a la crisis económica del país se recortó el presupuesto del deporte. Se despidió a entrenadores, se cortaron planes, se cancelaron torneos y también se está cerrando la Unidad Educativa de Fedeguayas, que forma cerca de 300 estudiantes (en las mañanas reciben sus clases y en la tarde hacen deporte). Ellos se gradúan como bachilleres en la especialidad de Promotores en Recreación y Deportes. Este es otro perjuicio y los jóvenes tendrán que buscar otros colegios y quizás abandonen la práctica formal de los deportes. Antes recibía cerca de $ 1 millón mensuales y ahora se acortó esa cantidad a la mitad. Así de sencillo.

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El deporte en la provincia del Guayas está en un callejón sin salida, en un túnel en el que no se distingue la luz al final. No podemos dejarlo morir. Habrá que hacer una minga y llamar a las fuerzas vivas, los gremios profesionales, AER, Colegios de Periodistas y especialmente a los municipios que ya vienen aliviando la tarea de la matriz y por su cuenta han implementado escuelas deportivas de algunos deportes con gran suceso. (O)

 

El deporte en Guayas está en un callejón sin salida, en un túnel en el que no se distingue la luz al final. No podemos dejarlo morir. Ahora las cuentas de Fedeguayas están bloqueadas".