Historiadores cuentan que por 1899, más de 100 familias ecuatorianas radicaban en Europa, lo que significaba grandes egresos para sufragar los gastos por la estadía; la mayoría eran exportadoras de cacao. Sin lugar a dudas esas vivencias por Europa cambiaron las costumbres, la forma de vida de gran cantidad de connacionales.

Según Guillermo Arosemena, en su libro El fruto de los dioses, la europeización pegó muy fuerte en la manera de vivir de los guayaquileños. La moda fue la primera que se hizo notar en la proliferación de almacenes que llevaban nombres franceses como La Ville de Bourdeaux, La Samaritaine o Les Modes Parisien. Por esos años, uno de los deportes que estaba en boga en el Viejo Continente era el tenis. Esta moda desembarca en Guayaquil y se comienza a practicar con la fundación del Club Sport Guayaquil. El 23 de abril de 1899 fueron sus fundadores los que mostraron al país los deportes que ellos habían practicado en Europa, donde habían sido enviados por sus familias en plan de estudio.

Fue a su retorno cuando decidieron crear el club destinado a la práctica del tenis, fútbol, béisbol, cricket y otras ramas hasta entonces desconocidas. En agosto de 1899 llegó al país el primer pedido de implementos y se inició el crecimiento y desarrollo de estos deportes.

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Existen interesantes referencias, descubiertas en los archivos del historiador deportivo Ricardo Vasconcellos Rosado; por ejemplo, el periódico El grito del pueblo, de noviembre 13 de 1901, comentaba: “Algunos partidos de lawntennis se juegan los domingos en las inmediaciones de la estación de Durán, entre varios caballeros de esta ciudad y sus familias y altos empleados del ferrocarril. Salen de aquí a las 08:00 a bordo del vapor Colón o del remolcador Saranac, regresando después de las dos de la tarde. Las atenciones están a cargo de R. Hancock, superintendente del Ferrocarril”.

Se conoce que la primera cancha de tenis en Guayaquil estaba en La Atarazana por 1905 y ahí concurrían a jugar María Jaramillo, María Luisa Barriga, Pedro Miller, Edmundo Jaramillo y Mercedes Wright. Entre 1908 y 1909 se ubica otra cancha en Guayaquil, por donde estaba la fábrica de gas, en el sur de la ciudad, en el barrio del Astillero; en ella jugaban los Vásquez, Gilbert, Jaramillo y Avilés.

Pero es importante reconocer que además de esa fuerte influencia de los compatriotas que retornaban de Europa para introducir la práctica del tenis en nuestro país, existieron inmigrantes extranjeros que vinieron a domiciliarse por estos lares a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Por ejemplo, don Lorenzo Durini, arquitecto de nacionalidad suiza, quien llegó con sus hijos en 1903. Durini fue uno de los fundadores de Polo Club de Quito, y también fundó el Andes Tennis Club el 10 de abril de 1907 en la capital.

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Es más, en Guayaquil, los inmigrantes también aportaron al desarrollo del tenis, como don Lorenzo Tous, español que lo practicaba muy bien y construyó su cancha en la calle Loja.

Luigi y Benedetto Castagneto, dos italianos nacidos en Santa Margherita en Ligure, vinieron en 1875 a Ecuador, donde se quedaron. Con el tiempo se dedicaron al comercio y crearon el almacén La Bola de Plata, donde se podía encontrar sombreros de paño, bastones finos, ropa y zapatos deportivos adecuados para la práctica del tenis.

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Pero hay otro italiano nacido en Génova, en 1874, don Giovanni Carmigniani Martino, agricultor. Él llegó a nuestro país en 1891 y se radicó en Vinces y pronto se convirtió en un próspero hacendado del cacao. Se casó en 1894 con doña Trinidad Carriel, procreó dos hijos, Carlos y Juan Carmigniani Carriel. Por su excelente condición económica decide también radicarse en París, donde sus hijos estudian y practican el tenis. Se conoce que Carlos Carmigniani Carriel jugó tenis en España muy bien; fue subcampeón en el torneo Real Club de Turol. Ellos fueron también responsables de que el tenis nacional prenda y de verdad Carlos Carmigniani lo consiguió, ya que por flujo hereditario transmitió esa afición a su bisnieto, Francisco Guzmán Carmigniani, figura de nivel mundial del tenis ecuatoriano.

Existe una versión que asegura que la colonia alemana asentada en Guayaquil fue la responsable de traer el tenis a Ecuador. Se piensa que estos extranjeros, por 1904, ya practicaban ese deporte al aire libre, cerca de la Plaza Victoria, ante la sorpresa de los transeúntes que se arremolinaban para observar y curiosear las habilidades de estos ‘gringos’. Luego crearon un club de los alemanes que se ubicó en la Plaza de La Concordia –en donde hoy está la piscina Olímpica– donde practicaban el tenis.

Esta posibilidad la ratifica el diario El Telégrafo del 11 de octubre de 1919, cuando en un artículo sobre la procedencia del tenis en nuestro país se menciona textualmente lo siguiente: “Se puede asegurar que fue la colonia alemana la primera en introducir el tenis en Ecuador. Data su aparición de 12 o 15 años. Fue cerca de la Plaza Victoria, donde los señores Francisco Dure, Max Richanek, Julio Bunge, Juan Grimm, Alfredo Denlow y Walter Bochert tenían instalada una pista de tenis al aire libre”. Luego los hermanos Guzmán Aspiazu, en compañía de Manuel Seminario, Joaquín Orrantia y otros amigos, jugaban al tenis en el patio de la casa que hoy ocupa la oficina de la Asociación de Agricultores, notándose aún las líneas por donde pasaba la pista.

La fiebre clubista de crear societas hizo que los aficionados al deporte blanco comenzaran a normarse y permitió que el tenis extienda su práctica en muchas partes del país. Es así como se fundó el Guayaquil Tenis Club el 13 de agosto de 1910, y designó el primer directorio presidido por don Carlos Guzmán Aspiazu, Enrique Gallardo, vicepresidente; Joaquín Orrantia, tesorero, y secretario Ricardo González Rubio.

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Se estima que por 1915 se funda el Ancón Club, que siendo de tenis poseía como sede social una casa grande y cómoda, con salones para el juego de cartas, con grandes ventiladores; era para uso de los exclusivos socios ingleses, como el Mr. Tench, Mr. Tieson. Contaba con dos canchas de tenis de cemento, con cercas de caña guadúa.

En 1918 se fundó el Ecuador Tennis Club, en Quito; el Bahía Tennis Club, el 19 de julio de 1922, impulsado por don Manuel Mejía Alarcón. En 1928 se funda el Cuenca Tennis Club y algo muy original –revisando la revista de esa época Ciclón Deportivo– consta que en 1928 el Club de Tenis de Babahoyo era presidido por don Alfonso Larrea. Luego surge, en 1930, el Ibarra Tennis Club, donde figuraba don Pedro Manuel Rosales. El tenis tomaba forma y se comenzaba a expandir por el país. Así fue ganando espacio y de su recorrido nos congratulamos porque dio sus frutos.

Por dar tantos tenistas de jerarquía mundial a través de su historia personalmente considero que es el deporte que en nuestro país ha obtenido más éxitos internacionales. En fin, esa moda que desembarcó en nuestras costas en el lejano y romántico 1898, dejó huellas indelebles por siempre. (O)