Todas las personas que cumplen sus tareas deben regirse a normas de conducta, siendo esto una regla universal. En el campo del deporte actualmente se avizoran actitudes que se alejan de los principios morales que deben respetar técnicos, jugadores, dirigentes e hinchas en toda su magnitud.

Hoy nos enfocaremos en los disidentes entrenadores y jugadores, que a falta de ética, conocimientos y preparación deportiva pierden la memoria totalmente y denigran una jornada futbolística.

Hay técnicos en el país en etapas formativas y profesionales que demuestran una conducta despreciable durante un encuentro, quejándose constantemente de las decisiones arbitrales e incendiando el reclamo con una verborrea intolerable, a más de realizar gestos vergonzosos. Esta actitud influye en niños y jóvenes que practican este sin igual deporte universal.

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Todo entrenador conoce su manual de código de trabajo y cómo dirigir a sus deportistas, lo que va desde las instrucciones técnicas, la comprensión de las decisiones de los colegiados hasta en alentar a sus pupilos a un buen comportamiento sea cual fuese el resultado. Lastimosamente y por falta de educación el 40% de ellos es agresivo. En tanto, deambulan por las canchas ecuatorianas jugadores que no merecen ser calificados como deportistas, por su pésimo comportamiento al empinarse frente al réferi, no aceptar una falta cometida, mostrar una conducta grosera y vanagloriarse con ademanes que humillan al fútbol. Son por demás malcriados y tanto el periodismo como el propio aficionado se avergüenzan de estos arrogantes por su actuación dentro y fuera de las canchas.

¿Qué sugerimos? Revisar lo que está previsto en el reglamento de competencia y apostar a cero tolerancias. Además, imponer sanciones más severas y dolorosas en lo económico para los que interfieren en el amalgamado concepto del fútbol.

Tanto las reglas de juego como laconducta de los protagonistas en elfútbol no están escritas en piedra. Estánen nuestra propia conducta natural... (O)