En medio del silencio de las autoridades respectivas hoy se cumplen 80 años de la mayor hazaña que deportistas ecuatorianos hayan protagonizado a través de la historia: la de 1938, en Lima, en la que cuatro jóvenes guayaquileños ganaron para el país el Campeonato Sudamericano de Natación.

Ecuador era desconocido en el deporte mundial. A nivel oficial nunca habíamos conquistado nada. Toda nuestra experiencia internacional estaba reducida a la participación en el Sudamericano de Natación de 1937, en Montevideo, en el que Luis Alcívar obtuvo una medalla de plata en 100 metros libre, y Ricardo Planas llegó a las finales en tres pruebas.

Cuando se habló de concurrir a Lima, en 1938, y se designó a cuatro nadadores principales y dos suplentes, nadie creía que este pequeño e inexperto equipo podría derrotar a elencos completos de que ya tenían participaciones y títulos olímpicos y registraron 20 o más competidores. Todo empezó en 1937, cuando dos caballeros extranjeros, convertidos luego en ecuatorianos de corazón, leían la revista argentina El Gráfico y comparaban los tiempos de los nadadores de ese país con los de Alberto Stagg, Fidel Miranda, y Luis Alcívar.

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Arduino Tomasi era un entrenador italiano que arribó a Guayaquil en 1934. Viajaba hacia Buenos Aires contratado por el club Gimnasia y Esgrima cuando el buque ancló en el Guayas debido a una cuarentena decretada en Callao. Jacobo Nahón era el encargado de la natación de LDE. De origen marroquí, se radicó en nuestra ciudad a principios de la década de los años 20. Hizo amistad con Tomasi y lo llevó a que evaluara a los “peces” porteños que sorprendieron por su clase al técnico. Creyó de inmediato que en Ecuador se gestaba una generación triunfadora y señaló a Carlos Luis Gilbert, a quien apodaban Grillo, como futura estrella continental.

En 1938, Nahón y Tomasi decidieron hacer gestiones para enviar al equipo a Lima. Ahora contaban con una nueva estrella: El Grillo Gilbert. Además, existían otros valores con posibilidades internacionales: Luis Alcívar, Ricardo Pechón Planas, Tomás Ángel Carbo, Pablo Coello y Abel Gilbert.

Hubo que luchar para lograr los fondos y costear el viaje. El jefe supremo, general Alberto Enríquez Gallo, llegó a la piscina del Emelec a ver entrenar a nuestros nadadores y estos le causaron una excelente impresión. Enríquez se comprometió a entregar cinco pasajes aéreos y dos por barco. El resto se financió con aportes de dirigentes y una colecta pública.

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El torneo arrancó el 19 de marzo de 1938 en la Pileta Municipal de Lima. El 22 de marzo se cumplió la primera final: la de 1.500 metros libres. El Grillo venció en una actuación admirable a los chilenos Berroeta, Guzmán y Arrechandieta; los argentinos Zucal Gallardo y Minar; y al peruano Chocano. El 24 se corrió la final de 200 metros con Planas y el Grillo, los argentinos Roberto Pepper y Enrique Zucal; los peruanos Walter y Enrique Ledgard y el chileno Washington Guzmán. América entera no cabía de asombro: Gilbert y Planas fueron primero y segundo. Esa misma noche Los Cuatro Mosqueteros obtienen plata en el relevo 4x200 metros libres.

El 26 de marzo otra vez la dupla Gilbert-Planas logró oro y plata en los 400 libre. Perú, que organizó el torneo para ganarlo, tiene 81 puntos y lo sigue Ecuador, con 71.

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En la última reunión, el 27 de marzo, se decide el título. En la noche la vida de Guayaquil se detuvo. EL UNIVERSO colocó altavoces en su edificio para seguir la transmisión de Radio Nacional, de Lima. Más de la mitad de la población porteña estaba en las calles.

En la pileta municipal los altavoces anunciaron los 100 metros libres. Alcívar iba a competir con su compañero Planas, los argentinos Roberto Pepper y Héctor Crotto; los peruanos Rodolfo Álvarez y Enrique Ledgard; y el último campeón, el brasileño Álvaro Tatto. Los rivales solo pudieron mirar la estela de espuma que dejaba La Lancha Alcívar, mientras Planas arribaba en cuarto lugar.

Si los ecuatorianos obtenían primero y segundo lugar en los 800 metros libres, ganarían el Sudamericano. Gilbert y Planas iban en carriles vecinos. Empujados por el latido de miles de corazones ecuatorianos, el Grillo y el Pechón fueron primero y segundo, respectivamente. Ecuador asombró al mundo: éramos campeones sudamericanos de natación.

Han pasado ocho décadas de esa epopeya irrepetible. Los Cuatro Mosqueteros del Guayas hicieron vibrar de emoción y orgullo a todo el país. Hoy reina el silencio por ignorancia de la historia o por desidia de las entidades deportivas.

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Mas, en el corazón de los ecuatorianos de todas las edades siempre habrá un lugar para homenajear a quienes nos pusieron en lugar cimero en el mundo que aplaudió a cuatro muchachos que, con calidad y arrojo, fueron protagonistas de La Hazaña de Lima. (D)