Con un ojo mirábamos Eibar 1, Real Madrid 2 y con el otro Manchester United 2, Liverpool 1. Dos partidos de ayer lastimosamente encimados en horario. En el primero, dos penales no sancionados en favor del Eibar, uno de ellos clamoroso, de Casemiro, que paró la pelota con la mano en el área estando en el suelo. En el otro, si el juez lo sancionaba, debía además expulsar a Keylor Navas por una falta imprudente sobre un atacante vasco. Rechazó la pelota, su pierna siguió e impactó muy duramente en un adversario. Fue totalmente sin intención, pero la ley es ley.

El Eibar fue más, sin embargo, nuevamente un árbitro incidió en provecho del Real Madrid, algo que sucede ininterrumpidamente desde hace muchas décadas. Lo notable de esto último es que la maquinaria mediática blanca haya logrado instalar que no se lo beneficia más que al Barcelona, algo absolutamente falso. Párrafo aparte para los dos golazos de Cristiano Ronaldo, que luce otra vez físicamente impecable, veloz, atlético. Y oportunísimo como siempre.

En el otro encuentro, el United ganaba 2-0, descontó Liverpool por un gol en contra de Bailly y luego se reclamó un penal por mano de Antonio Valencia, que seguro no tuvo voluntad de frenar la bola, pero tenía el brazo muy separado del cuerpo, ampliando el volumen de oposición a la pelota. Era sancionable. Pero, en último caso, ameritaba verlo de nuevo. Entre paréntesis: ¡qué feo juega el Manchester de José Mourinho…! Mete un gol en su propia casa y, en lugar de defender con el balón, se refugia atrás, a resistir, como si fuera el Wigan o el Brighton.

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Cualquiera de esos fallos erróneos pudo haberse cambiado sin problemas de haberse utilizado el VAR, afortunadamente aprobado por el International Board (IFAB) e incorporado de manera oficial al reglamento del fútbol el anterior 3 de marzo. El resultado de ambos encuentros pudo ser diferente. O no, pero la justicia se hubiese alegrado.

Por si acaso, el Board, siempre reacio a los cambios durante más de un siglo, difundió una estadística que derrumba uno de los argumentos de quienes se oponían a la implantación de la tecnología: las demoras que provoca su aplicación. “Paraliza el juego”, “Lo desnaturaliza”, “Cambio de canal”… Según el estudio encargado por el IFAB, el tiempo “perdido” (al revés, es ganado) en la utilización del VAR es de 55 segundos. En otras incidencias: en tiros libres, 8m15s; laterales, 7m2s; saques de arco, 5m46s; córners, 3m 57s; cambios, 2m 57s. Todo esto en promedio, naturalmente, tomados muchos partidos.

Algunas conclusiones: 1) no hay nada que paralice menos el juego que el VAR. 2) Si en un encuentro se dan siete u ocho tiros libres, el tiempo desperdiciado es mucho mayor que lo antedicho, los tiros libres son la anestesia de este juego. 3) En todos los partidos se hacen los seis cambios y, por lo general, los jueces adicionan 3 minutos, significa que de todo lo demás que se perdió, no se recupera nada. El fútbol es la única actividad de la vida donde la gente adora todo lo pasado y prefiere que no haya nunca cambios. Aunque el presente sea mucho mejor que el antes. Y aunque todos los cambios introducidos hayan sido positivos (hay decenas de ejemplos, como la implementación de las tarjetas, el pase atrás al arquero, los tres puntos a la victoria, etcétera). El VAR es resistido por prejuicio al cambio. En todos los deportes fue bienvenido y resultó maravilloso.

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En el fútbol también se va a imponer, ayuda a los árbitros, les quita responsabilidad, hace justicia, torna más limpia la competencia, mejora el nivel de acierto. ¿Quién se puede molestar por esto...? Es como cuando nos para la policía en la carretera para ver los documentos. Si los papeles están en orden, ¿por qué preocuparse...? En cambio, al que está en falta no le conviene. Para ese está el VAR. Es un avance fundamental. Pero sería bueno que la parte humana esté a la altura de la tecnología y lo utilice en todos los casos de duda, no solamente cuando puede beneficiar a un poderoso. Ojalá haya tres o cuatro consultas al VAR por partido. No desnaturaliza nada. Muchos clubes y selecciones eternamente agraciados por los réferis no se van a sentir cómodos. De eso se trata, de que el juego tenga cada vez mayor imparcialidad.

Lo insólito es que haya gente que aún abrigue dudas o desconfíe de este indudable adelanto. Una de las puerilidades que se han dicho es que “quita la esencia del fútbol: la polémica”. La esencia del fútbol es hacer más goles que el rival y, de ser posible, demostrar una superioridad, exhibir habilidad, agradar al público. De modo que si un partido es emocionante, finaliza 4-3 en favor de un equipo y no hubo ninguna polémica, ¿no tuvo esencia…?

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La revisión por video ha sido una aplicación magnífica en el béisbol, el básquet, el tenis, el rugby, el hockey… ¿por qué fracasaría en el fútbol…? El turf y el atletismo se apoyan en el fotofinish, que evita miles de líos y discusiones. ¿La esencia es que un réferi no convalide un gol como el de Lampard ante Alemania en el Mundial 2010, cuando la pelota entró 60 centímetros…? ¿Es mejor eso que parar 45 segundos y revisar si fue gol o no…? Además, el juez tiene el poder de recuperar esos 45 segundos al final del juego. Y tampoco es que va a haber veinte VAR por partido, habrá dos, tres, cuatro a lo sumo. Es para casos que pueden decidir un resultado. Desde luego, la implementación mundial de este sistema llevará tiempo, porque tiene un costo económico por ahora alto, y no todas las ligas podrán afrontarlo. Pero como sucede siempre, luego termina extendiéndose a todas las competencias y asociaciones.

También llevará un tiempo adaptarse al VAR, afinar bien su funcionamiento. Lo que no debe admitirse es el uso discrecional de esta herramienta. Cuando la duda y los reclamos son grandes, la consulta al video se impone.

Si el árbitro se niega a la consulta pero los miembros de la cabina están seguros de que se equivocó, deben tener la potestad para sugerirle que vuelva a mirar la jugada. Si la utilización es discrecional, estaremos en lo mismo de siempre. De otro modo habrá que poner una sala de control para controlar a los controladores del VAR, que a su vez controlan las decisiones del árbitro…

Se hace difícil. Pero debemos confiar en que se lo utilizará con criterio y honestidad. Sería bueno que, además de la potestad del árbitro de consultar al VAR o de la cabina de video de avisarle al juez, el capitán de cada equipo pueda pedir una revisión en cada tiempo. Costó años que la FIFA se decidiera, pero el VAR es una realidad. Y no hay vuelta atrás. (O)

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El fútbol es la única actividad de la vida donde la gente adora todo lo pasado y prefiere que no haya nunca cambios. Aunque el presente sea mucho mejor que el antes.