Rómulo Gómez (79 años) vuelve a entrar al estadio Capwell 60 años después de haber alcanzado con el equipo azul el título del primer torneo nacional del fútbol ecuatoriano.

Aunque las gradas de madera ya no existen, la apariencia del moderno y remodelado fortín azul le agrada mucho: “Este estadio es una maravilla, lo puedo comparar con uno de Europa”, dice sin dudar el recordado exmediocampista que en su época de futbolista pesaba 170 libras y medía 1,86 m.

De repente, la memoria de Gómez se traslada al pasado y evoca los recuerdos del primer campeonato nacional, en el mismo lugar donde alcanzó ese histórico primer título.

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“En el año 1957 jugué en Emelec uno de los mejores años que tuve. Jugué por la amistad que tenía con el Flaco Carlos Raffo; él hizo comprar mi pase, que era de Nueve de Octubre. En ese entonces el presidente del club era Gabriel Roldós”, rememora Gómez.

Para el exvolante, que jugaba de 5, es inolvidable la formación que destacó aquella temporada, a la que considera un grupo de amigos, aunque sus compañeros ya no están. “Raúl Argüello jugó conmigo desde el comienzo; de arquero, Cipriano Yu Lee (+), que ya no está; también jugaban Cruz Alberto Ávila, Jaime Ubilla, Jorge Carusso, José Vicente Balseca, Mariano Larraz, el Flaco Raffo (+), quien estaba bien jovencito, y había un argentino (Natalio) Villa; el entrenador era el Tano (Eduardo) Spandre”.

“Jugaba al lado de futbolistas que también eran muy fuertes. Aquí vino un uruguayo, Carlos Santander, de sacarme el sombrero. Estuvo dos temporadas y luego ya no le quisieron renovar y se fue a Colombia”, relata.

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Sus recuerdos están más nítidos que las fotografías en las que nunca aparecía el entrenador argentino Eduardo Tano Spandre. “Él (el DT) estuvo dos o tres años en Emelec. Spandre era muy tranquilo, no le gustaban los problemas o discusiones, pero nunca se tomó una foto con los jugadores”.

Otra anécdota que describe como si estuviera viviendo nuevamente ese momento es cuando tomaba el bus para ir a la práctica en el estadio Capwell. “Desde muy jovencito esperábamos un carro de la Empresa Eléctrica que pasaba todos los días a las 05:00 por la calle Quito y nos embarcábamos en Urdaneta y Quito, ese bus nos traía hasta acá para entrenar (Capwell)”.

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En esa época “ganábamos 800 sucres por el sueldo y 800 más por trabajar (en la Empresa Eléctrica)”, recuerda.

Sobre la celebración del primer título, rememora que fue “maravilloso. Luego, el festejo fue entre amigos, en el club que quedaba en la Empresa Eléctrica, allí celebramos y gozamos mucho”.

Pero el premio más preciado para Gómez no es ese primer título, sino “todos los amigos que he tenido gracias a Emelec”.

Aunque ahora con tristeza, Gómez comenta que muchos de los integrantes de la plantilla de 1957 ya no están. “Ya quedamos pocos”, dice. Pero Gómez los mantiene vivos con sus recuerdos de 1957. (D)

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Una vez jugué muy bien un Clásico, y George Capwell me dio un manazo en la espalda –con esos dedos con los que paraba la bola de béisbol– y me dice: ‘Sé que has jugado muy bien’ y me regaló un reloj Omega.