“El mercado chino es una amenaza para todos los equipos del mundo”, dijo el italiano Antonio Conte, exitoso técnico del Chelsea, líder de la Premier League. Incluyó a su propio club, propiedad del poderoso empresario ruso Roman Abramovich. Pero nada es más poderoso que la próspera economía china, un universo de 1.300 millones de habitantes que recibe cientos de miles de millones de dólares anuales gracias a su temido “Made in China”. Conte lo dijo, probablemente, a raíz del pase del volante brasileño Oscar, del Chelsea al Shanghai SIPG por 61 millones de euros. No es que los 61 millones convencieran a Abramovich, sino que los 470.000 euros semanales de contrato persuadieron a Oscar. Y cuando un jugador decidió irse…