Habían partido de Ámsterdam con la certeza de que llegarían a Kuala Lumpur: sus cuerpos terminaron desperdigados en esa tierra ucraniana que no para de sangrar.
El paso del tiempo se lee no solamente en las placas de bronce de la historia oficial.
Llegadas estas ideas a Europa gracias a los cronistas, los intelectuales franceses empezaron a preguntarse: ¿por qué no somos iguales, por qué no somos libres?
Llevo 15 años en Leipzig, pero no me siento una quinceañera sino todo lo contrario: el peso del tiempo y la experiencia me han quitado esa ligereza frívola.
Fitness por aquí, wellness por acá, vivimos buscando formas de escapar al sedentarismo y liberarnos del estrés.
La mirada de Olga Costa celebra la cotidianidad, dignidad y ternura, la luz, el color, la naturaleza...
La felicidad más sólida está construida con una mezcla de necesidad, deseo, sabiduría y humor.
Siempre me fascinaron las zonas de sombra de las ciencias, aquello que no somos capaces de controlar ni predecir.
En la pandemia sus talleres literarios virtuales fueron refugio.
Nos pasamos la vida opinando, y la regla de tres que rige es: mientras más ignorante y obtuso, más gritón y arrogante.
Cuántos de nosotros todavía guardamos montones de llaves inútiles. De algunas recordamos aún su historia, su razón de ser...
Hoy a ti, mañana será otra. ¿Cómo detener el horror? Ser todos como tu madre, transformar el dolor en acción...
Es fácil ser solidario en la abundancia. El reto es compartir cuando hay poco...
... ese héroe legendario y laico gracias a quien todos podemos jugar a la ilusión de la salvación, aun cuando todo parezca perdido.
Si el tiempo devora las cosas, los humanos, hijos de la nostalgia, nos esforzamos por mantenerlas vivas.
¿Hay un punto de inflexión al seguir las reglas sin cuestionarlas?
Quizá la única forma de referirse a la propia obra sin resultar pomposo, pedante o ridículo es el humor.
Tengo un sueño, que el Estado se guarde el tolete y escuche, que la clase media deje de mentirse, que los racistas paren de repetir “indio vago”.
Hay tantas formas de caminar. Mi favorita: sin rumbo. Vagar por un bosque, divagar, errar por una ciudad desconocida sin mapa, a bordo de la intuición.
Estamos hechos de memoria y sueños, sentimientos y experiencias que no se someten al severo ritmo del tiempo.
Jamás diré: hice lo mejor que pude. Diré: tropiezo, caigo, me levanto; lloro, aprendo, río, voy cambiando.
Es demasiado larga la lista de calumniados declarados instantáneamente culpables por la opinión pública.
Si la redención del ser humano es posible, lo será al reconectar con las fuerzas de la naturaleza, extrañamente tiernas...
Quizá temo el ruido de los motores, el encierro con desconocidos, el control de la nave en manos de un extraño.
Los refugiados se acercan al Centro de Bienvenida de Leipzig nerviosos, cansados y tristes, pero también esperanzados...
¿Qué opciones nos quedan ante las provocaciones y crímenes de Putin? ¿La guerra nuclear? Sanciones...
No podemos invitar al ángel del recuerdo. Llega cuando tiene que llegar, cuando menos lo esperas, y tras su visita ya nada es igual.
Los nombres de las víctimas, su fecha de deportación, su lugar y fecha de muerte jamás se borrarán...
Un juego y una mesa era todo lo que necesitábamos para pasarnos horas entretenidos, poniendo a prueba nuestra suerte y memoria.
Parecería que es otro el paisaje que nos rodea, no un mundo opaco y empolvado sino fresco como un recién nacido.