No se discute el amor a los hijos, pero sentirse agotada es normal y decirlo también debiera serlo.
La lactancia cuesta tanto porque sabemos que el bebé depende de nosotros para su supervivencia. Hoy si tuviera que volver a atrás sería más compasiva conmigo.
Las madres tenemos en la cabeza un motor que nunca para y nos mantiene haciendo 'checklist' de asuntos relacionados con la familia.
Mientras más me informaba, recordaba con insolencia las carcajadas de mi hermano cuando yo le hablaba de la crianza de su hijo.
Hay momentos en que la maternidad se siente como vivir en el castillo de Disney, y otros, como estar en uno de los bosques oscuros de sus cuentos.