Hace unos días, mientras viajaba de regreso al país, cansado de un día largo de trabajo y gozando de la paz de la cabina del avión, desempolvé algunas viejas canciones, y entre ellas, algunas del maestro Rubén Blades: Amor y Control, Decisiones, El padre Antonio y su monaguillo Andrés y Buscando América, entre otras.
Cada una de ellas, instrumentalmente impecables, y con un mensaje social muy profundo; algunas, sobre hechos cotidianos y valores de la sociedad, y otras, sobre ideas de libertad y lucha por la paz.
De pronto, me detuve a escuchar una y otra vez Buscando América, aquella canción que trata de la libertad de los pueblos latinoamericanos, y de las dictaduras que, en esos tiempos, gobernaban varias naciones.
Pude notar que casi tres décadas más tarde, los tiranos solamente han cambiado de rostro, pero siguen explotando a sus pueblos y ahogando gritos de libertad.
Cómo entender, que en Nicaragua ya no está Somoza, pero se proyecta como eterno Daniel Ortega; que en Bolivia ya no está Hugo Bánzer, pero Evo Morales lo emula con méritos; que Videla, Bignone y Galtieri son un mal recuerdo en Argentina, pero doña Cristina, a toda máquina, lucha por silenciar lo poco que queda de libertad de expresión; que en Venezuela, Pérez Jiménez ya es historia, pero que a Chávez sus herederos pugnan por mantenerlo conectado al respirador para no aflojar el poder total que tiene sumida en terror, pobreza y vergüenza a la querida Venezuela.
En Cuba muy poco ha cambiado; digamos que es la única dictadura confesa del continente; tan confesa, que ahora son asesores formales de las otras que, a través de elecciones fraudulentas, se quieren vender como democráticas.
¿Y en Ecuador, amigo lector? ¿Qué pasa en Ecuador? ¿Estamos mejor que en tiempos de ‘Bombita’ y los triunviros? No me refiero al estado de las carreteras, ni al lindo avión que surca los cielos del mundo llevando el mensaje de que acá todo es perfecto. Me refiero a la democracia; al respeto de los derechos humanos; a la seguridad jurídica, a la igualdad frente a la ley; a la libertad de empresa; a la propiedad privada, a la libertad de expresión.
Qué pena confirmar que la obra de Blades tiene vigencia en el 2013, no solo por su calidad interpretativa y riqueza musical, sino también, por la tragedia de nuestros pueblos que motivó su composición.
Ojalá los pueblos latinoamericanos aprendamos de esta pesadilla que vivimos y podamos superarla. Ojalá Blades no haya arado en el mar.
“Te estoy buscando América/ y temo no encontrarte,/ tus huellas se han perdido entre la oscuridad./ Te estoy llamando América/ pero no me respondes,/ te han desaparecido, los que temen la verdad.
“Envueltos entre sombras,/ negamos lo que es cierto,/ mientras no haya justicia,/ jamás tendremos paz./ Viviendo dictaduras,/ te busco y no te encuentro,/ tu torturado cuerpo,/ no saben dónde está.
“Si el sueño de uno/ es sueño de todos./ Romper la cadena/ y echarnos a andar./ Tengamos confianza./ Pa’ lante mi raza.
“Te han secuestrado América/ y han amordazado tu boca,/ y a nosotros nos toca/ ponerte en libertad./ Te estoy llamando América,/ nuestro futuro espera/ y antes que se nos muera/ te vamos a encontrar”.