Era 26 de marzo de 1979 cuando el cantautor Ricardo Pita nació en Guayaquil. Desde su niñez fue muy pegado a la música, lo que lo llevó a componer desde los 13 años. Integró la banda Niñosaurios y este 2012 impulsó su carrera como solista cuando lanzó el video de la canción Despierta, en el mes de junio.
Recientemente, Pita realizó un concierto en el Inmundicipio –también escenario oficial del Mercadillo–, para lanzar otro audiovisual, el de la Canción para el resto de los días, que tiene como novedad una propuesta en blanco y negro.
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Se trata de un material realizado por el creativo Guido Bajaña Yude y editado por José David Miranda, en el que participan actores como Andrés Crespo, protagonista de la película Pescador, de Sebastián Cordero; Paulina Obrist, de Sin Otoño sin Primavera (Iván Mora), entre otros.
Canción para el resto de los días y Despierta serán parte del disco que el artista prevé lanzar a inicios de año, en el que reforzará su imagen de músico acústico con el implemento del cajón peruano en lugar de la batería, y arreglos de cuerdas, violines, chelo y viola, en los que contará con la colaboración de algunos miembros de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.
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Son 15 sencillos los que incluirá en ese álbum, al que le da nombre otro de los temas que lo complementan: El jornalero, cuyos primeros versos rezan: “Todos con la vida van rodando. / No saben que hay más que trabajar. / Todos con la vida van llorando, / Cuando saben que se va a acabar...”.
Los inicios musicales de Ricardo se marcaron en la banda Ave, a la que perteneció desde el 2002 hasta el 2007, luego integró Niñosaurios, desde el 2007 hasta el 2012, y desde este año se aventuró al camino en solitario en la música, pero, a manera de confesión, asegura que no descarta volver a su última banda.
Tiene a su haber más de 50 composiciones propias en su repertorio de solista, que pasan por géneros como el folclore latinoamericano, el blues, el swing, el jazz, el polka y el rock and roll. En sus conciertos, a los que acude solo con su guitarra, apela al buen sentido del humor en cada canción.
El cantautor luce una barba que puebla sus mejillas hasta la mitad y toda su quijada, tiene un look descomplicado, con jean y camiseta, muy acorde al estilo de su música. Así llega a las presentaciones, en las que uno de los principales atractivos es la forma en que interactúa con su público: haciendo que coree cada canción.
Un truco que, asegura, aprendió de su padre, que aunque no es músico, cuando era niño le contaba historias y hacía intervenir de manera dinámica a sus oyentes, que escuchaban atentos sus relatos.