Da repugnancia salir a las calles pasadas las siete de la noche y ver fundas de basura, y a chamberos y perros romperlas y regar sus contenidos antes de que pasen los recolectores.
Lo peor es ver esas ratas enormes hacer su festín de esas inmundicias.
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Hemos leído quejas de ciudadanos para hacer llamados a la sanidad, instituciones o autoridades públicas para que en Guayaquil se hagan fumigaciones de esos animales, campañas de desratización, pero no se ha escuchado ni leído nada de ello. ¡Y cómo será la plaga de ratas en los suburbios!
Jaime Fernández,
Guayaquil