En una serie de anime sus personajes se batían a duelo a través de un juego de cartas. Esa ficción lúdica llamada Yu-Gi-Oh! se trasladó a la realidad.

Cristian Oviedo es el actual campeón de este juego en el país y también el tercer monarca ecuatoriano en la historia del torneo continental, que en esta ocasión se realizó en junio, en Bogotá. “Es algo mundial, en todos lados se juega”, afirma el joven guayaquileño de 23 años.

Además de ser un juego de ingenio y de estrategia específicamente, indica Oviedo, es un modo de hacer negocio, a través de la venta de cartas entre los fanáticos de Yu-Gi-Oh! Los naipes especiales, que se adquieren en los certámenes oficiales, pueden llegar a costar miles de dólares cada uno, así como los tapetes de ediciones limitadas. El único requisito para jugar, dice el campeón que ya tiene diez años de experiencia, es practicar y tener un guía.

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En su caso, su mentor fue Fabricio Gil, coleccionista, dueño de la tienda Duelist Place y juez de certámenes nacionales e internacionales de Yu-Gi-Oh!

Ningún ecuatoriano ha ganado este mundial de cartas, pero ese es el sueño de Oviedo, quien estudia Ingeniería Comercial en la Universidad Estatal de Guayaquil. No está nervioso, afirma, solo va a jugar. No quiere cometer errores.

Luego del torneo que se efectuará el 11 de agosto en Tokio, el joven posiblemente se retirará de a poco del que ha sido su pasatiempo desde que era un adolescente. Cuando ya hay una familia, un hijo de por medio, recalca, las prioridades cambian.

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En Tokio se vivirán tres días de fiesta, cuenta Oviedo. Se les dará la bienvenida a los cerca de 28 participantes que acudirán desde diversos puntos del globo. También habrá espacio para un paseo turístico y, finalmente, vendrán las eliminatorias.

Oviedo explica un poco su metodología. De las cuarenta cartas con las que ‘lucha’ (él lo prefiere así, aunque puede jugar con máximo 60), su preferida es Wind-Up Rabbit. Fue con esa precisamente con la que ganó el continental. El manojo de naipes, añade, se divide en trampas, monstruos y magias y el objetivo es que el oponente pierda por los puntos de vida. “Es como un ajedrez, pero avanzado”, acota.

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El Yu Gi-Oh!, además de ser una pasión y una distracción sana en la vida de Oviedo, le ha ayudado a conocer amigos, con quienes se divierte y ha cultivado valores. Ahora se sigue preparando para ser, como el origen del nombre Yu-Gi-Oh!, el Rey del juego.

El juego

La historia de Yu-Gi-Oh! comenzó en 1996. La trama del anime japonés relata la vida del joven Yugi Muto, amante de los juegos de mesa, que cambiará con el hallazgo de su abuelo, un arqueólogo que encontró el Rompecabezas Milenario.

En el manojo los naipes amarillos y cafés corresponden a los monstruos; los verdes, a las magias; y los rojos, a las trampas.

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