Todos los seres vivos arriban al ocaso de su existencia: los seres humanos, las plantas, los animales... llegó la vejez. En esta etapa su mascota necesita más comprensión y cuidados porque tenderá a volverse más lenta, reacia a los ejercicios, a dormir más y comer menos.
¿Cómo saber que su compañero está entrando en esta fase? Tome en cuenta esta referencia de la veterinaria Yelena Mendoza: los gatos en general y los perros miniatura (que pesan hasta 7 libras, aproximadamente) son considerados ancianos a partir de los 9 años. Por su parte, a los perros de más de 7 y de hasta 45 libras (o llamados medianos) la tercera edad la viven desde los 8 años. Los de más de 45 y hasta 75 libras (conocidos como grandes) se considerarán ‘viejitos’ a partir de los 7 años y 6 años, respectivamente.
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El agua y la comida balanceada son esenciales en esta etapa. Es común que el animal sufra de enfermedad periodontal, refiere la vicepresidenta del Colegio de Médicos Veterinarios del Guayas, Beatriz Cabrera, por ello es recomendable que le haga a su mascota profilaxis dental cada seis meses. La experta agrega que en el caso de que ya no tenga mucha dentadura, se debe optar por licuar las croquetas con agua tibia o con caldo. Mendoza añade que se puede utilizar pasta dental especial para perros, además de la profilaxis.
Los dueños de mascotas que son activos suelen crear en sus mascotas el hábito del ejercicio. Sin embargo, en la etapa de la vejez es necesario controlar el esfuerzo que los animales hacen porque podrían desarrollar problemas cardiacos, afirma el médico veterinario especialista en cirugía Yonny Demera.
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El andar de los canes y felinos ancianos va perdiendo fuerza. El propietario debe saber que en cualquier momento las cegueras parciales o totales, la sordera, el desgaste de las articulaciones que deriva en cojera pueden aparecer. Si su amigo ya perdió la visión, trate de no cambiar las cosas de lugar dentro de su casa para evitar que la mascota se desoriente.
Recuerde, además, que en esta fase los chequeos médicos son indispensables para detectar insuficiencias cardiacas o renales. Cabrera señala que el dueño puede detectar que algo anda mal con el corazón de su perro si este tiene mucha tos y en el caso de los gatos, si babean mucho (tialismo), deben hacerlos tratar de sus problemas orobucales.
Los felinos, al igual que los canes, suelen perder el pelo, el olor de su piel es un poco más fuerte por la presencia de seborrea (enfermedad de la epidermis) y la ‘nieve del tiempo’ también cae sobre sus rostros. Asimismo, los gatos de grandes proporciones suelen adelgazar. Definitivamente, su compañero no es el mismo de antes. Demera opina que este no debe ser un motivo para que sea rechazado, pues la mascota es capaz de sentir esa aversión y va a aislarse, a deprimirse, porque ya no es el centro de atención.
La comida para los perros y gatos ancianos debe disminuir, señala Mendoza, porque el desgaste físico de los animales también es menor. Sugiere una nutrición con más fibra para regular su lento tránsito intestinal, tenerlos libres de parásitos utilizando métodos de protección efectivos, pero poco tóxicos como aerosoles a base de fipronil y vacunarlos porque son más propensos a enfermarse.
Suárez añade que las vitaminas C y E son importantes incluirlas en la dieta del animal porque estas combaten los efectos del envejecimiento, ya que actúan contra los radicales libres (entre otros, la radiación o los aditivos químicos en los alimentos procesados).
Muchos de estos compañeros de la tercera edad suelen ser caprichosos, expresa Demera. Pero el dueño debe complacer a su mascota en lo que realmente sea positivo para ella, no en lo que ella desea y que posteriormente le será perjudicial. Mendoza deja un mensaje a quienes tienen animales de la tercera edad: “Deben ser tratados con respeto, amor y paciencia, siéndoles leales hasta la muerte tal como ellos hacen cuando la situación es al revés”.