Opinión internacional |
EE.UU.
El presidente Barack Obama tiene una clara opción respecto de cómo aborda la elección del 2012: puede invertir toda su energía definiendo a su rival republicano de una manera tan desagradable como sea posible o puede dedicar toda su energía a definir el futuro de una manera tan creíble como sea posible. Si él invierte su energía definiendo al nominado republicano, existe la probabilidad de que el presidente gane con 50.00001 por ciento de los votos y no tenga mandato para hacer lo que se necesita hacer. Si invierte su tiempo definiendo el futuro de una manera creíble y ofreciendo una senda dura, ardua y realista para llegar ahí, no solo ganará, sino que tendrá un mandato para conducir al país a donde necesitamos ir.
Yo voté por Barack Obama y no quiero que me devuelvan mi dinero. Él nunca ha recibido el reconocimiento que merece por haber sacado a la economía que heredó del borde de una depresión. Ha librado el combate al terrorismo de una manera inteligente y eficaz. Está volviendo posible el cuidado de salud para millones de estadounidenses que tienen condiciones preexistentes y salvó a la industria automovilística. Esto es de gran importancia. Pero, con toda la importancia que tienen todos estos logros, palidecen en comparación con el desafío definitorio de la presidencia de Obama: ¿Puede poner al país en una senda sostenible de recuperación económica en una época en que, si fracasamos, podría ser el final del sueño americano?
Creo que la mejor forma para que Obama haga eso consiste en declarar hoy que cometió un error al desdeñar a su propia comisión para reducción del déficit, presidida por Erskine Bowles y Alan Simpson, y ahora está adoptando el plan Simpson-Bowles –que ya cuenta con el respaldo republicano y demócrata– como su plan fiscal a largo plazo, el cual será introducido gradualmente después de un estímulo a corto plazo. Si él hiciera eso, ganaría políticamente y crearía un consenso nacional que superaría a sus oponentes, tanto en la derecha como en la izquierda.
“Pienso que lo ocurrido con Simpson y Bowles fue una tragedia absoluta”, dijo Warren Buffett por la cadena CNBC la semana pasada. “Trabajaron como locos durante 10 meses. Se comprometen. Unen a personas tan distantes como (el senador demócrata Dick) Durbin y (el senador republicano Tom) Coburn para convencerlos de que se sumen y después los ignoran totalmente. Pienso que eso es una burla”.
El presidente nunca conseguirá la aprobación del estímulo a corto plazo que quiere y que la economía necesita sin combinarlo con un creíble plan bipartidista y de varios años para la reducción del déficit, como el Simpson-Bowles. Lo que es más, “un estímulo solo que no sea combinado con un plan creíble durante varios años, que verdaderamente estabilice nuestros desequilibrios fiscales, no resolvería nuestros problemas”, argumenta Maya MacGuineas, quien preside el bipartidista Comité por un Presupuesto Federal Responsable, “porque si nadie sabe qué espera a la vuelta de la esquina, después de que se agote el estímulo, mucha gente meramente tomará ese dinero y lo guardará bajo el colchón en vez de hacerlo en inversiones o gasto”.
Asesores de Obama argumentan que hay tantos legisladores del Partido Republicano (GOP) comprometidos a lograr que falle su presidencia, o que han firmado promesas a un culto opuesto a los impuestos, que nunca aceptarían un gran acuerdo. Pienso que eso es cierto para muchos de los republicanos en el Congreso. Sin embargo, tengo algunas preguntas: ¿Por qué los republicanos se están saliendo con la suya con esto? ¿Por qué hay tantos independientes e incluso demócratas que votaron por Obama de brazos cruzados? ¿Obama posee el púlpito de la intimidación de la presidencia y está perdiendo ante Grover Norquist? Además, suponiendo que todo es cierto con respecto al GOP, ¿cómo puede Obama superarlos? Pienso que puede hacerlo, si dirige de una nueva manera.
Pienso que el amplio centro de Estados Unidos entiende muy claramente que el país está en aprietos y que el Partido Republicano se ha vuelto loco. Pero cuando ven a Obama con respecto al déficit, sienten que falta algo. La gente distingue el liderazgo cuando lo ve; cuando ve a alguien corriendo un riesgo político, no solo hablando sobre hacerlo, no solo diciendo: '“Yo brinco si el otro tipo brinca”. En tiempos de crisis, los líderes saltan primero, disponen lo que verdaderamente necesita hacerse para solucionar el problema, no solo para ganar la reelección, y al hacerlo se ganan el derecho a exigir que otros hagan lo mismo.
¿Cómo sería si el presidente estuviera ofreciendo ese tipo de liderazgo? En primer lugar, estaría proponiendo un plan de reducción del déficit que iguale la magnitud de nuestro problema; mismo que tuviera una sustancial reforma fiscal y aumentos de ingresos, un impuesto a la gasolina, profundas reducciones a la defensa y reducciones tanto al Seguro Social como a Medicare. Ese es el plan Simpson-Bowles, y debería ser el nuevo punto de partida de Obama para las negociaciones. El plan del déficit que Obama impulsó en septiembre no es tan serio, y por mucho. “Es una versión diluida del Simpson-Bowles”, dijo MacGuineas. “La mayoría de la gente ni siquiera sabe que existe”.
En segundo lugar, ofrecería un plan en el cual los ricos tengan que pagar su parte justa y más, porque han tenido dos décadas magníficas. Pero todos, incluida la clase media, tienen que contribuir con algo. Esto tiene que ser un esfuerzo nacional. En tercer lugar, el presidente ofrecería un plan que tenga aspiraciones. No solo sería una guía para equilibrar el presupuesto, sino para volver grande a Estados Unidos de nuevo mediante un nuevo impulso al crecimiento económico.
Mi instinto me dice que si el presidente traza un plan de esta naturaleza –mismo que empiece con que él corra todos los riesgos políticos por sí solo y después exija al GOP y su propio partido que lo sigan–, estará tanto definiéndose a sí mismo como el futuro de una manera que le granjearía tanto respaldo y respeto centristas que dejaría a cada posible oponente republicano en el polvo, sin consideración al grado de obstruccionismo que tengan o quieran tener.
Vaya en grande, señor presidente. Usted ganará, y también Estados Unidos.
© 2011 New York Times News Service.