¡Estoy cabreado! Mi familia siente vergüenza ajena. Es penoso ver cómo se manipula el poder. Cómo un juez reemplazante, corre durante la madrugada para emitir sentencia: 3 años de prisión y 40 millones de indemnización. Más que para ciertos delincuentes. Más que la indemnización por los crímenes de Estado contra los hermanos Restrepo. ¿Cuál es el crimen tan grave? Afectar los delicados sentimientos de la majestad del poder, que merecían quizás una sanción leve, civil y dirigida únicamente al autor del artículo. Ahí estuvo el juez presuroso: no tuvo la dignidad básica de cualquier reemplazante en cualquier actividad, que es no tomar decisiones importantes. Seguramente busca congraciarse con el nuevo Consejo de la Judicatura.

Mientras estoy cabreado, en Carondelet festejan. Porque han logrado lo que consideran un hecho histórico: poner de rodillas a la prensa ante el paredón de la justicia manipulada y fusilarla, porque con ese monto se quiebra familias y se quiebra a EL UNIVERSO. ¡Qué magnífico ejemplo para la historia! Porque han logrado saciar su vanidad y ambición de poder: un enemigo menos entre el Gobierno y la autocracia (vamos bien: Vera, Ortiz, Teleamazonas, Gran Hermano…). Porque lograrán recoger unos centavos adicionales por el camino de los juzgados (o usarán ese dinero para un show de bondad y desprendimiento). ¡Otro hermoso ejemplo para nuestra juventud!... Pobre festejo.

¿Puedo equivocarme porque el presidente realmente defiende la libertad de expresión y sus abusos? Esto sería posible si él hubiera sido día tras día en estos años, un adalid del respeto a la opinión ajena, se hubiera cansado de dar ejemplo y el artículo de EL UNIVERSO le hubiera caído como una tormenta en medio de su esfuerzo ético. Pero, ¿es así?, ¿tenemos en Carondelet a ese enorme defensor de la verdad? La respuesta es única e inequívoca (incluso a los defensores del Gobierno les pido piensen con objetividad): no y no. ¿Acaso en las sabatinas y en la propaganda estatal hay un mínimo esfuerzo de contextualizar las noticias y de verificarla cuando se vapulea el honor de la gente? ¿Un espacio para el diálogo, las réplicas y rectificaciones exigidas por la Constitución? Nada. ¿Alguien pensará que comento generalidades? Pues recuerden entre mil ejemplos, que en octubre fui mostrado sin fundamento alguno en las sabatinas, cadenas y en la plaza pública como conspirador y golpista por estar en un seminario público en Miami días antes del 30-S. ¿Conspirador y golpista no es una acusación de enorme calibre penal, peor que lo dicho por EL UNIVERSO, que merecía juicios e indemnizaciones superlativas porque además se las hizo usando la posición y fondos públicos? ¿Se verificó algo, se respetó la honra? Nada, por eso el presidente no está llamado a dar lecciones ni exigir sanciones. Solo la altura moral permite ciertas acciones legales. Este no es el caso.

NOTA: todo lo que he dicho en el pasado o futuro, en este o cualquier medio, es responsabilidad mía y de nadie más. La exigencia de libertad viene acompañada del más básico sentido de responsabilidad. Y así seguiré.