A sus 90 años (cumplidos esta semana), el expresidente de la República, Sixto Durán-Ballén Cordovez, recuerda con claridad los momentos que han marcado su vida personal y, sobre todo, política. A cada hecho que cuenta agrega una anécdota, por lo general jocosa y asegura que es precisamente esa actitud frente a la vida lo que le ha permitido mantener la mente lúcida. En su hogar, ubicado en el norte de Quito, muestra con orgullo varios cuadros, uno de ellos data del siglo XIX. Además caricaturas donde aparece un pariente suyo como intendente y también como alcalde encargado de Guayaquil, con un cigarro en la mano, y confiesa: “Yo también sigo fumando mi cigarro luego del almuerzo, es algo hereditario”.

¿Cómo le encuentran estos 90 años?
Eso les toca juzgar a terceras personas, pero en lo personal no me siento como alguien de 90 años. Por fortuna, aparte de las dificultades al caminar (se ha sometido a dos operaciones en la columna vertebral) siento que tengo mucha vitalidad, puedo pensar y razonar. Si bien me he retirado de la profesión (de arquitecto) aún trabajo como consultor de tres proyectos interesantes. Dando gracias a Dios, sigo actuando y viviendo como lo hacen muchas personas menores que yo.

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¿Cuál ha sido la clave para mantenerse así?
Son varios ingredientes. El primero completamente externo a mí, la voluntad de Dios de mantenerme hasta esta edad. En lo personal no he sido hombre de excesos, tomo muy rara vez y poco y no soy de mucho comer. Tampoco he dejado que los malos ratos me dominen y he tomado hasta en broma situaciones negativas. Recuerdo que cuando era presidente alguien me insultó y me gritó: “muérete abuelo”. Yo paré, me di la vuelta y le dije: perdone, una aclaración, bisabuelo.

¿No pensó en hacer detener a esa persona que le deseaba la muerte?
No lo hice porque siempre he respetado la voluntad ajena. No es que se pueda insultar por insultar, pero si ese es el derecho que un ciudadano quiere ejercer no podía responder con un acto igual de negativo, esa ha sido mi forma de ser.

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Tal vez por eso al dejar la presidencia los medios impresos, televisivos y radiales me hicieron un reconocimiento porque durante mi mandato se respetaron los derechos humanos y la libertad de expresión.

¿Aun cuando lo que decían esos medios de comunicación eran críticas a su gobierno?
Algunas veces reclamé y me quejé de la prensa porque no siempre se documentaba bien sobre las cosas que informaba. Mientras fui presidente, en dos ocasiones ciertos medios informaron que había fallecido. La segunda vez me apuré a llamar a mi esposa Finita (Josefina Villalobos) que estaba en una cita de primeras damas en Mar del Plata (Argentina) para decirle que si leía la noticia no era cierta, que seguía aquí (ríe). Pero a pesar de que muchas veces no estuve de acuerdo con la prensa y hasta llegué a sentir que algunas cosas eran calumnias, respeté la libertad de expresión al máximo, no tuve jamás un preso o una multa contra un medio. Son los gajes del oficio.

En 1970 llega a ser alcalde de Quito. Mucha gente califica como exitosa su administración, ¿a que atribuye eso?
Anteriores administraciones a la mía hacían la proyección en base a cuánto tenían de ingresos, cuánto de egresos fijos y con la diferencia a ver qué se hace. Nosotros hicimos un estudio de las necesidades de la ciudad y a partir de aquello buscamos los medios para ejecutar los proyectos. No actuábamos con el sobrante, sino que buscábamos el faltante.

¿Pero eso no fue suficiente aval para ganar en su primera candidatura presidencial?
Claro, porque eso implicó hacer una revisión de catastros, aplicar un cobro real de tarifas eléctricas y de agua potable, expropiar para la ampliación de avenidas, entonces cuando me presento para la presidencia (de la República, en 1978), Quito no me dio la votación porque había un resentimiento por lo que fue necesario hacer para tener lo que mucha gente reconoce hoy.

¿Cómo ve ahora a la ciudad?
En 1972 el censo determinó que el cantón Quito tenía 682 mil habitantes. Ahora la ciudad tiene 2,3 millones de personas y, a eso, hay que sumarle la forma alargada de la urbe por lo que creo que al actual y los futuros alcaldes van a tener problemas mayores a los que tuve, con la diferencia que hoy cuentan con mayores recursos.

¿El metro es una solución vial para la capital?
Sí, lo he dicho varias veces y creo que el alcalde (Augusto Barrera) ha tomado una decisión acertada. Cuando fui alcalde se hicieron dos estudios sobre la posibilidad de hacer un metro para Quito. El primero, realizado por un consorcio japonés, iba desde el Aeropuerto hasta El Pintado, en el sur, y se determinó que sí podía ser todo el trayecto subterráneo, salvo una parte en el sector de la 24 de Mayo. Ambos estudios recomendaron que había que esperar a que Quito tenga mayor volumen poblacional y creo que este es un momento.

Ya como presidente afrontó un conflicto armado con Perú. Entonces usted proclama 'ni un paso atrás'. ¿En qué contexto se produce esa frase?
A las 48 horas de la agresión los embajadores de los países garantes (del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro: Brasil, Argentina, Chile y EE.UU.) nos recomiendan, a Ecuador y a Perú, retroceder 8 km. Les dije no, porque esa era la modalidad con la que el país había perdido siempre territorio. Con esa noticia salgo a la Plaza de la Independencia donde se habían reunido varios ciudadanos y les conté la escena. La gente gritaba ¡viva el Ecuador! y me salió la frase: sí, esta vez no daremos ni un solo paso atrás. Esa es la frase completa (sus ojos reflejan emoción). Hasta hoy las personas que me reconocen me saludan (levanta el pulgar) con un ‘ni un paso atrás, presidente’.

¿Cómo ve el panorama político actual?
Prefiero no hablar de política, he llegado a los 90 años y en este punto es mejor evaluar qué hice bien y lo que no pude hacer por el país.

¿Y que le faltó por hacer?
Mucho. Cuando fui presidente, el Congreso (ahora Asamblea Nacional) se opuso a muchas medidas que quise aplicar. Por ejemplo, en su momento traté de pagar la deuda que mantenía el Estado con el Instituto de Seguridad Social (IESS), y eso no se ejecutó en la magnitud que esperaba, porque los legisladores cuestionaban la metodología que proponíamos aplicar. También tuve oposición a un proyecto con el cual los ciudadanos tenían acceso, a través del IESS, a cualquier sistema de seguridad que les satisfaga y no se sientan obligados a un sistema único de seguro social, que en el caso ecuatoriano no es enteramente satisfactorio. (En ese momento ingresa a la sala su esposa y le recuerda que es hora de ir a la terapia por su dolencia en la espalda).

¿Llevan 66 años de casados?
Nos llevamos muy bien, tuvimos la suerte de encontrarnos y ha sido una vida de mutua cooperación, respeto y un afecto que subsiste por fortuna hasta hoy. Hemos aplicado la fórmula que nos dio mi padre antes de casarnos, 'si han tenido un disgusto grande o chico durante el día, nunca vayan a dormir sin pedirse disculpas’, nos dijo.

Perfil: Sixto Durán-Ballén
Fecha y lugar de nacimiento:
Boston, Massachusetts, EE.UU., el 14 de Julio de 1921.

Profesión:
Arquitecto y urbanista

Cargos:
Fue Ministro de Obras Públicas, en el gobierno de Camilo Ponce Enríquez (1956-1960), quien fue uno de los fundadores del Movimiento Social Cristiano (luego Partido Social Cristiano).

Fue alcalde de Quito, entre 1970 y 1978. De ahí se postuló para la Presidencia de la República.

Presidente del Ecuador entre 1992 y 1996.