AFP
MÓNACO.- Charlene Wittstock, de 33 años, es una excampeona de natación sudafricana de origen zimbabuense, que se convertirá en alteza serenísima tras su boda el próximo viernes con el príncipe Alberto II de Mónaco, heredero de una dinastía que reina desde 1927.
Rubia, alta, de ojos azules, sonriente, Wittstock conoció a su futuro esposo en el 2000 en Montecarlo, donde participó a una competencia internacional de natación. La futura princesa, que creció al borde de una piscina, se instaló hace cinco años en Mónaco, y fue solo hace un año que recibió el esperado anillo de compromiso.
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Charlene, cuya madre practicó clavados a nivel olímpico y fue entrenada al principio por su padre, comenzó a nadar a los 3 años y a los 8 descubrió su pasión por esta disciplina determinante en su vida.
Empezó a llamar la atención por su destreza al principio de los años noventa, en los campeonatos de menores de Sudáfrica. A los 17 años se instaló en Durban para seguir al entrenador Graham Hill y en el 2000 representó a Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sídney.
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En el 2002 ganó tres medallas de oro en la Copa del Mundo, en los 50 m y 100 m de espalda, y en la posta de 4x100 m. Una lesión en la espalda la mantuvo alejada de las competencias, pero su popularidad no se vio afectada, ya que la prensa aprovechó siempre sus apariciones con el príncipe de Mónaco.
Fue vista por primera vez junto a Alberto en el 2001 en Montecarlo. En el 2006 sus apariciones conjuntas se multiplicaron. Primero en los Juegos Olímpicos de Turín, en febrero, y en mayo en el Grand Prix de Fórmula 1 de Mónaco.
Pero para Alberto, fogueado por los múltiples compromisos que ya le habían atribuido, los comentarios de la prensa eran prematuros. Inició demandas judiciales contra la revista francesa Paris Match, que publicó un reportaje titulado 'Alberto y Charlene, un anticipo de la luna de miel', ilustrado con fotos de ambos durante unas vacaciones en las islas Maldivas.
También Charlene, que se instaló hace varios años en Mónaco, resistió siempre a las presiones de la prensa sensacionalista que sigue de cerca todos sus gestos. Cuando se la interroga, dice ser "abierta y positiva". Le gustan los viajes por Europa, en especial Italia, Francia y España, y ha estado comprometida con acciones humanitarias.
Confiesa querer a los niños, lo que es de buen augurio para Mónaco. La futura esposa del príncipe Alberto declaró recientemente al diario francés Journal de Dimanche que desea tener un hijo rápidamente.
"Adoro los niños. Fundar una familia está en nuestros proyectos. Esperamos tener un hijo pronto", declaró Wittstock, quien ha adelantado que piensa dar a sus hijos una disciplina deportiva, que cree les ayudará a "darle un sentido a sus vidas".
Pero, pocos días antes de enlace, rumores de una 'crisis' entre ella y su pareja surgieron, luego de que un artículo del semanario francés L'Express afirmara que la exnadadora "habría querido interrumpir los preparativos de su boda y regresar" a Sudáfrica por razones vinculadas al príncipe. No obstante, aquello fue desmentido por el Palacio de Mónaco y tras un recurso judicial de urgencia interpuesto por los abogados del príncipe, L'Express fue obligado a retirar su publicación.
Sobre la boda
Invitados: Los príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, no asisitirán a la boda real de Mónaco.
Prohibición: Durante la ceremonia estará prohibido sobrevolar el Principado de Mónaco.