Para Darío Castro, el proceso musical de un individuo no está basado en la evolución o la involución, sino más bien en una transformación. Y pone en práctica sus palabras en su nuevo tema, Cambia, que lo canta a dúo con Guanaco, el vocalista de la banda Sudakaya. Recalca que Guanaco es el autor de su fragmento y a él le corresponde el resto de la canción.

La inspiración para escribirla “salió a raíz de una incomodidad que yo sentía. Siempre veía a la gente culpar a otros por las cosas malas, pero nunca se autoanalizaban. Creo que tenemos mucha responsabilidad y que incidimos directamente en el cambio”, expresa Castro.

Publicidad

El artista hace una analogía entre Ahora y Flor en el desierto, otros de sus temas recientes. Asegura que los dos son un poco más similares a lo que hacía antes, al contrario de Cambia, que da un giro en su temática y ritmo. Estos sencillos, al igual que Lógica moderna, Carreteras nuevas o Dentro de mí forman parte de su nuevo álbum, Naturaleza humana.

“Tendemos a veces a resumir las cosas y decir esto es blanco o negro. El disco lo que pretende es mostrar los colores en la paleta. Cada tema es una parte de mi personalidad o de lo que quiero decir”, refiere.

Publicidad

Castro se considera un observador del mundo. Su continuo descubrimiento de la esencia natural del ser humano lo motiva a conocer a las personas, a interactuar con ellas, a filosofar. “¿Qué es la vida? ¿Es una pregunta o es una respuesta?”. La contestación la descubre día a día, expone.

En su primera producción discográfica como solista se ha animado a explorar instrumentos como el charango, el tiple, el acordeón o las percusiones latinas, aparte de su inseparable guitarra, con la que se siente “como un pez en el agua”. Castro comenta, además, que trata de no tener prejuicios y escuchar desde un pasillo hasta un hardcore, aunque señala que se inclina más por las canciones de Rubén Blades, Joaquín Sabina, Fito Páez, Andrés Calamaro o Jorge Drexler.

Con satisfacción relata que su vena compositora la heredó de su abuelo y su padre, quienes son poetas. “Ellos se quedaron más con el papel y el lápiz. Yo le he agregado música a mis letras”, sonríe.

Para el músico, poner el alma y la emoción en las canciones es clave, aunque manifiesta que pocos artistas están conservando la humanidad a la hora de componerlas. “Sabina decía que hoy por hoy se habla con la calculadora, mas no con el corazón. Yo comparto eso”.

La fama, confiesa, ha querido en algunas ocasiones ganar terreno en su vida, por eso está convencido de que en su carrera es indispensable mantenerse en contacto con la realidad y no ser un artista aislado. “Hay momentos en donde pierdo piso y cuando pasa eso tengo a mi familia, mis amigos, la gente que está cercana a mí, para yo apoyarme y abrazarme a ellos”.

El artista tiene previsto ofrecer un concierto hoy en Riobamba y mañana, en Macas. El 31 de octubre y el 1 de noviembre actuará en Cuenca.