En el pequeño departamento que alquila en el centro de Guayaquil, acompañada de una veintena de discos de vinilo (long play) de su época con Los Brillantes y como solista, también de medallas y reconocimientos, la cantante argentina Olga Gutiérrez (de 82 años) hace un viaje en su memoria a su infancia, donde empezó su sólida relación con la música a lo largo de su vida. Ella nació en Quimilí, Santiago del Estero en Argentina. Sus padre tenía una hacienda y era ganadero, mientras que su mamá mandaba en la casa donde había montones de empleados, según recuerda. Sentada en su silla de ruedas (a causa de la diabetes le amputaron la pierna derecha y pronto usará una prótesis que cuesta 8 mil dólares), se lamenta por la ingratitud de las autoridades ecuatorianas de 1966, cuando ella representó al país en el Festival of Music And Song, en Hollywood, y ganó la Palma de Mallorca. “Nadie nos felicitó, llegamos como si hubiéramos ido a Yaguachi”, señala. Al hablar de su vida musical que la ha unido por siempre al pasillo ecuatoriano, recuerda con cariño al desaparecido comediante Ernesto Albán con quien recorrió el país y la apoyó mucho. La artista cuenta que al morir quiere que parte de sus cenizas las esparzan en Sígsig, Azuay. El 14 de este mes Gutiérrez será galardonada como la Reina del Pasillo ecuatoriano, por la agrupación cultural Los Trovadores en una gala con música y recuerdos.