Fino, carismático, atento, hombre de grandes conocimientos y de gran prudencia (tan apropiada para sus misiones diplomáticas), Gonzalo Abad Grijalva fue profesor, verdadero maestro, sin duda uno de los más destacados pedagogos que ha tenido el país. Con motivo de cumplirse cien años de su nacimiento (primero de agosto de 1910) la Asamblea Nacional le otorgó la condecoración (post mórtem) Vicente Rocafuerte al Mérito Educativo y Social, presea que fue entregada en sesión solemne realizada en Chone, lugar de su nacimiento, con la participación del colegio de su nombre y varias otras instituciones.
Bien conocido es el que el doctor Abad Grijalva, desde sus días de escolar, demostró rara capacidad de aprendizaje y brillante inteligencia. Terminada la primaria mereció una beca para que siguiera sus estudios en el Normal Juan Montalvo, de Quito, en época en que asesoraba al Normal la tercera Misión Pedagógica alemana, hecho que dio al Normal un prestigio sobresaliente. El doctor Abad se graduó como el mejor alumno de su generación y el Gobierno le otorgó una beca para que continuara estudios superiores en la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) y más tarde en la Universidad de Columbia (Nueva York).
De regreso a Quito, se destacó en la docencia y en las publicaciones, entre ellas, los libros: Cuatro escuelas democráticas y Tres problemas de la pedagogía de nuestros tiempos. Además, dirigió la publicación de la revista Cuadernos Pedagógicos. En estas publicaciones plantea acertadísimas reformas tendientes a elevar el nivel de la educación, tal como ocurría en otros países. A la sazón, su prestigio ya rebasaba las fronteras del país y es así cómo, en 1948, fue contratado por la Unesco como especialista en el desarrollo de programas nuevos de educación. Cumplió varias misiones de tal institución en Colombia, México y otros países de Latinoamérica, así como en países árabes y africanos.
En 1962 fue nombrado Ministro de Educación. Su rica experiencia le sirvió para formular el Plan Nacional de Educación para el quinquenio; además, impulsó la educación rural, las construcciones escolares, llevó a cabo una de las campañas contra el analfabetismo, puso en marcha cursos vacacionales para los maestros, amén de conseguir mejores remuneraciones para los docentes. Luego fue designado Embajador ante el Gobierno de Francia, misión que cumplió con ejemplar dedicación, capacidad y experiencia internacional.
Al cabo, volvió a la Unesco, como uno de sus altos funcionarios. Por entonces Quito y el Ecuador habían iniciado las difíciles gestiones para que la capital ecuatoriana fuese consagrada como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La influencia de Gonzalo Abad, en la Unesco fue decisiva para que Quito conquistara el prestigioso título.
El doctor Gonzalo Abad Grijalva, con sus obras, con sus lúcidos empeños, con su fineza, con su límpida honestidad, fue un genuino, un ejemplar maestro.