Los lobos de mar son fotogénicos, juguetones, gritones, románticos, dormilones. Hay momentos en que les gusta hacer piruetas en el agua; se zambullen, van hasta la profundidad y vuelven a flotar, casi nunca solos. En Galápagos están en los muelles, en las playas, en las rocas y hasta en los pequeños barcos. Su figura está en las postales, aparecen impregnados en camisetas o gorras y hasta tienen monumentos en su honor, en Puerto Baquerizo Moreno, capital de la provincia insular de Galápagos.