Julia Lira,  reina de Carnaval de apenas 7 años,  lideró a los percusionistas en el Sambódromo de Río de Janeiro el domingo y causó controversia sobre si una menor debería jugar un rol de tan fuerte carga sexual. 

Emergió parpadeando frente a las luces brillantes y los  fuegos artificiales del Sambódromo, y pronto comenzó a llorar a medida que los fotógrafos y periodistas formaban un enjambre en torno a ella antes de que su grupo de samba comenzara su desfile.

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Permaneció en silencio ante las preguntas de la prensa y debió ser reconfortada por su padre y otros artistas cuando comenzó a llorar. “Lloró porque había un montón de gente encima de ella”, dijo el padre de la niña, Marco Lira, que es presidente de la scola do samba Viradouro. La elección de una niña de tercer grado para un lugar usualmente ocupado por modelos con tacones o estrellas de teleseries ha iniciado un debate dentro y fuera de Brasil sobre el rol de los niños en una fiesta  que simboliza el hedonismo.