Era medianoche en la Peña de Rosalinda. Suena un par de guitarras y una voz inconfundible: “Un bolero para ti traigo en la imaginación./ Y te lo voy a entregar como prueba de este amor./ Un bolero para ti me inspira esta gran pasión./ Y te lo voy a cantar en esta noche de amor”. Él que canta es Leonardo Kike Vega, considerado el Último Ídolo de la Rockola y uno de nuestros mejores intérpretes de pasillo, bolero y valse. Reside en Nueva York y hace cerca de 70 años nació en Manabí.

Una tarde antes de su show conversamos y él trazó su vida así: “Soy nacido en Charapotó, criado en Manta, corrompido en Guayaquil y graduado en los Estados Unidos”.

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Inició su carrera artística en 1963, pero empezó a cantar Senderito de amor a los 5 años. Su vida cambió cuando en Manta ganó un festival de la canción que organizó Radio Cenit.

La emisora de premio le dio el espacio ‘La Hora Radial de Kike Vega’. A los pocos años arribó a Guayaquil y se presentó en radio y TV. Cuando quiso grabar en Ifesa le dijeron que su voz era muy chillona.

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Pero su éxito estaba por llegar. Ocurrió al grabar en el sello Fénix su primer disco con las canciones: Una lágrima y un adiós, y Corazón herido, ambas del compositor, también manabita, Abilio Bermúdez. 

Esos temas empezaron a sonar en las emisoras radiales y en todas las rocolas de bares, cantinas y salones. “Yo caminé todo Guayaquil vendiendo mi disco –recuerda Vega–. Fénix me daba a 3 sucres la caja con 12 discos, yo lo vendía a sucre. Recorrí todas las cantinas y lo ponían en las rocolas, sonó y sonó. Esa fue la mayor venta que ha habido en Ecuador después de Nuestro Juramento, de Julio Jaramillo, así empezó mi carrera discográfica”.

Después grabó un sinnúmero de discos y unas 150 canciones de Abilio Bermúdez. También vivió una intensa bohemia: “Me dediqué como 30 años al trago, no hubo día en que no bebiera. Así anduve, pero vi el ejemplo de Julio Jaramillo y dije: Esto se corta aquí, y se cortó, desde esa fecha no hay más que mi canto”, reconoce.

Desde la década de los setenta reside en los Estados Unidos, donde ha recibido reconocimientos –de las autoridades de Nueva York y Nueva Jersey– como uno de los mejores cantantes latinos, y realiza presentaciones en prestigiosos escenarios del continente. 

Le comento que algunos creen que después de JJ solo queda la voz de Kike Vega y opina: “Me creó un embajador más, Julio Jaramillo fue un astro inalcanzable”.

Cuenta que para crear su estilo musical recurrió a Lucho Barrios, Pedrito Otiniano y Julio Jaramillo. “Nací para cantar –asevera– me escucho y tengo la capacidad de seguir cantando. Cuando esté haciendo el ridículo, me retiró”.

Su empresario, Miguel Arturo Cisneros, comenta que Kike Vega permanecerá en Ecuador hasta febrero. El cantante planifica en un par de años regresar definitivamente. “Ya tengo mis dos casas, una está en el Parque de La Paz, mi entierro está pagado, así que, por favor, cuando muera, no quiero que anden pidiendo un dólar”, advierte. Desea ser recordado cantando en el escenario con pasión y calidad.

También le gustaría que la gente recolecte llaves para construir su monumento, que podría estar en Charapotó, Manta, Portoviejo o Guayaquil. Lo ideal sería que este homenaje fuese en vida, para  poder disfrutarlo como su público cuando él canta.

Así como ocurrió el sábado anterior en la Peña de Rosalinda: cuando sus fanáticos le pidieron que cantará Tragedia, Una lágrima y un adiós, Regresa, Diez minutos más, Un cigarrillo y un café, El carmín de tus labios... Todas las cantó con pasión.

Pero el público como punto final quiso escuchar Secuéstrame y Leonardo Kike Vega, los complació: “Secuéstrame y aprésame en tus labios./ No importan los agravios que en ti  pueda encontrar./ Secuéstrame y pide lo que quieras./ Que yo mi vida entera, feliz te lo he de dar/ Secuéstrame…”.