En el espacio patrimonial del Museo de la Medicina, seis artistas que participaron en la Décima Bienal de Cuenca, que dio a conocer a sus ganadores el jueves pasado, exponen sus trabajos  hasta el 4 de diciembre próximo. Son  seis de los ocho proyectos enmarcados  en el eje temático   Poéticas del agua, entre ellos, el  de Óscar Acuña, de  Nicaragua, quien con diez fotografías de su obra Manifiesto ganó una mención de honor.

Colombia fue el país que desde su propuesta se mezcló con los ciudadanos. Luisa Bohórquez y Sebastián Pérez confeccionaron sus moluscos: una concha marina bivalvia  y un caracol gasterópodo, que dan nombre a su obra, Gasterópodo y bivalvo,   y metafóricamente nacieron desde el río Tomebamba y se desplazaron hacia el Centro Histórico. El proceso del performance de estos seres marinos de agua y tierra se registró en fotografías.

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Los artistas transmitieron el mensaje de  cuidado de la naturaleza. También  expresaron  que ante las relaciones tensas que viven a nivel político Ecuador y Colombia, el pueblo no tiene esas diferencias, por ello el gasterópodo llevaba en su interior un muñeco que era abrazado,  en señal de hermandad.
Alexandra Dos Santos, de Paraguay, armó su propuesta, Chaco crepuscular, con doce fotografías en blanco y negro. “La convivencia de diferentes pueblos indígenas  terminó por configurar un laboratorio humano de características impredecibles, donde a la confrontación de sistemas culturales se suman las dificultades ambientales y las nuevas tensiones sociales”, refiere la artista.

Para que el hondureño Gabriel Galeano llegara  con Nubes para ser resguardadas tuvo que sortear el problema político de su país, porque el régimen  de  Roberto Micheletti recortó el presupuesto para su participación. Su obra está conformada por 16 módulos cuadrados colocados en el piso, donde se forma una fotografía de nubes blancas sobre  un cielo azul, y la idea es que personal de seguridad resguarde este espacio.

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De esta forma, el artista plantea los problemas en torno a la gestión del agua, pero también la falta de acceso a este servicio,  que es un obstáculo al desarrollo y constituye uno de los factores principales de la desigualdad social y económica.

El alemán Frank Thiel también apeló a la técnica de la fotografía y en seis de ellas, de gran formato, están imágenes de los imponentes nevados Chimborazo y Cotopaxi. En su obra  revela el resplandor y la montaña, elevación “como símbolo de inaccesibilidad y refugio de la sublimidad”.

En Cartografías alteradas, de  la argentina Irene Dubrovsky, las paredes grises sirvieron de base para que en objetos blancos se plasmara la propuesta. Utiliza   tecnología satelital y su registro fotográfico del planeta, y el universo  y  la fabricación de tejido artesanal de papel.

Otra actividad

Raquel Rabinovich, artista argentino-estadounidense, participa con su obra River library (La biblioteca de los ríos).

En once cuadros expone dibujos en los que utiliza el barro de los ríos Arno, de Italia; Mekong, de Laos, y de La Plata, Argentina, material que guarda la historia de la tierra y se constituye en la  primera biblioteca,  a decir de la artista.
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