Hace más de 46 años que estoy viviendo muy lejos de mi hermana gemela, cumpliremos los 68 y vamos a intentar vivirlo juntas. Me resulta un misterio inextricable que de un solo óvulo fecundado nazcan dos criaturas muy parecidas, con iguales códigos genéticos y a la vez con características tan propias. Qué misterio encierran tales nacimientos, tales vidas. Es para mí motivo de asombro y de agradecimiento, a Dios, a la vida por haber permitido que eso me sucediera. Así que estaré fuera del país quince días, gozando de compartir con mi gemela lo que las circunstancias diferentes, las elecciones distintas y las coincidencias han hecho en nuestras vidas.

Pero antes de partir quisiera hablar de otras partidas. La muerte es una partida que encierra un nacimiento en mis certezas personales. La aventura de nacer, el milagro de existir, la incertidumbre del parto ya lo hemos vivido y casi nunca lo recordamos de manera consciente. Las instituciones como las personas tienen un ciclo de vida. Cada una con su belleza, sus matices, sus colores. No es lo mismo el amanecer, que el mediodía, la tarde, la caída del sol o la noche. Las noches del enfermo en un hospital no transcurren igual que las noches de las parejas que se aman.

Lo cierto es que hay ciclos vitales ineludibles.

Las llamadas organizaciones no gubernamentales, también tienen ciclos que hay que respetar. Surgen para suplir falencias que aquellos encargados de resolverlas no lo hacen.  Cuando no había quién cuidara los enfermos las religiosas se encargaban de ello, cuando la educación era privilegio de unos pocos, surgieron órdenes religiosas que suplían una carencia del Estado. Las ONG están para hacer aquello que el Estado no hace o hace mal o parcialmente. Son su complemento, las necesita, no son sus competidoras.

El Ser Paz que dirijo nació para trabajar por la paz activamente, para aportar un granito de arena y parar las guerras allí donde las hubiera. Por eso nos involucramos en el tema de las pandillas porque allí estaban las guerras urbanas, en ella morían jóvenes y adultos casi cotidianamente. Y era un tema no abordado.  Aprendimos mucho de Cefocine y de Rafael Carriel, luego profundizamos de la mano de los mismos jóvenes pandilleros que nos confiaron sus vidas y nos abrieron sus grupos. Pasamos muchos sustos y peligros, arriesgamos nuestras  vidas. Cometimos muchos errores, aprendimos de ellos, fuimos eficaces. El sábado pasado en el campeonato de fútbol limpio que convocó a 600 pandilleros, Los Masters quedaron campeones,   los New People, fueron vicecampeones y los Latin King terceros.

Cientos de vidas cambiaron. No es lo mismo aprender conocimientos, tener fuentes de trabajo y cambiar positivamente. Esto último se decide en el interior de cada persona, se demuestra con hechos y se traduce en lealtad y gratitud.

Actualmente el Gobierno asume el trabajo que le corresponde en un problema que ha cambiado mucho, hacer la paz entre agrupaciones o pandillas es un problema superado, ahora los conflictos están ligados a sicariato, narcotráfico, son mucho más complejos y requieren el aporte de especialistas multidisciplinarios ligados a la seguridad para evitar que los jóvenes caigan en esas redes y sean utilizadas por ellas.

Nosotros en un momento en que los enfrentamientos verbales, políticos, territoriales, físicos están exacerbados vamos a intentar generar laboratorios de gestión de conflictos, los “pandilleros” serán seguramente maestros muy creativos en generar acuerdos, allí donde otros no lo logran. La vida es terca y encuentra espacios para desarrollarse aun en condiciones adversas. Morir, nacer, celebrar, en eso estamos. Ser Paz.