El presidente ruso, Dmitri Medvédev, reconoció este lunes el atraso tecnológico de Rusia con respecto a Occidente, pero negó que la industria nacional se encuentre al borde del colapso.

Medvédev indicó que el accidente en la planta hidroeléctrica de Sayano-Shúshenskaya, que dejó 69 muertos y 6 desaparecidos, generó en el país y en el extranjero "comentarios apocalípticos" sobre el supuesto "comienzo del fin tecnológico de Rusia".

Publicidad

"Se están frotando las manos aquellos a los que no les gusta Rusia en sus fronteras actuales y su papel en la arena mundial", dijo durante una reunión en la república budista rusa de Buriatia, en la frontera con Mongolia.

Medvédev rechazó las conjeturas respecto a que el retraso tecnológico de Rusia la convierte en un potencial "Chernóbil del siglo XXI", en alusión a la mayor catástrofe nuclear de la historia ocurrida en 1986 en esa planta atómica ucraniana.

Publicidad

"Todos entendemos que, pese a la gravedad de lo ocurrido (en la central hidroeléctrica siberiana) y de las bajas humanas, todo eso es una patraña", indicó.

Pero admitió que "una cosa hay de verdad en todo eso: nuestro país está muy rezagado tecnológicamente", según la agencia oficial Itar-Tass.

"El problema no está en esa dramática catástrofe (en la central de Sayano-Shúshenskaya), sino en que realmente estamos muy rezagados. Y, si no superamos ese desafío, todas las amenazas de las que se habla ahora pueden convertirse en realidad", manifestó.

Agregó que el accidente en la planta hidroeléctrica ha demostrado que en algunas empresas industriales de Rusia "las infraestructuras (...) necesitan urgente modernización, en caso contrario lo pagaremos caro".

El accidente ocurrido hace una semana destruyó la sala de máquinas e inutilizó tres de los diez generadores de la planta, la mayor de Rusia y una de las más potentes de mundo, ubicada en el río Yenisei, uno de los más caudalosos de la tierra.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, calificó como "una tragedia enorme" ese accidente industrial, que fue descrito por el Ministerio de Energía como "el más grande y misterioso de la historia de la energía hidrológica".

Como causa del accidente las autoridades barajan un brusco aumento de la presión en los conductos de agua provocado por un fallo durante unas obras de reparación de la central, inaugurada en 1978.

El accidente ha afectado el suministro de electricidad a las empresas industriales siberianas y creado un problema ecológico por un vertido de 40 toneladas de aceite, que ya ha matado a más de 400 toneladas de truchas en dos granjas piscícolas.