En Siete almas, Ben Thomas (Will Smith) es un hombre triste, que ya no logra vivir serenamente. Es errático, distante, alguien que parece huir de las emociones, un autómata programado para alcanzar su objetivo. Devastado por los sentimientos ineludibles de culpabilidad al haber causado un grave accidente de tránsito, en el que perdieron la vida su mujer y otras seis personas, Ben busca obsesivamente desde entonces su redención espiritual, tratando de cambiar drásticamente la existencia de siete extraños, siete nuevos latidos acuciosos de todo tipo de ayuda.
Pero lo de Ben no será una entrega unilateral, pues Emily (Rosario Dawson), una de las siete personas de su lista, le restituirá el favor haciéndole redescubrir el amor puro y llevándole a vivir sensaciones que creía del todo olvidadas.
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A dos años de su exitoso debut en EE.UU. con La búsqueda de la felicidad, el italiano Gabriele Muccino regresa al plato con Siete almas, un drama humano intenso y emotivo que enfrenta temas dolorosos como la muerte, el sacrificio personal, los remordimientos y el perdón. Pero que, al mismo tiempo, ofrece nuevas aristas para hablar de la fragilidad del ser humano, del amor, del sentido de la vida, y de como compensar los errores entregándose a los demás.
Pero si su primera cinta norteamericana fue una interesante historia de superación personal, Siete almas no resulta convincente. Es soporífera y previsible en su búsqueda casi mística de redistribuir la felicidad y buscar la redención. Es una tragedia que se aventura a momentos en el terreno de la lágrima fácil, planteándonos interrogantes sobre nuestra existencia, que con frecuencia preferimos evitar.
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El guión de Grant Nieporte (autor de productos televisivos) no permite al espectador entrar en la mente del protagonista y menos aún en la de los otros siete personajes, con obvias excepciones. La puesta en escena de Muccino es artificiosa en los puntos cruciales. Y es que, en algunas casos, es demasiado atenta a la forma más que al contenido. No siempre son acertadas las elecciones estilísticas, come el uso de la cámara en mano, que a menudo sigue a los personajes desde su espalda y no desde su frente, evitando mostrar sus expresiones y creando distancia con el espectador. A todo esto le agregamos un Will Smith visiblemente en dificultad, distraído y ajeno. No lo hace mal, pero no es capaz de impregnar de profundidad al personaje, perjudicando a la cinta que se ve simplificada.
Siete almas
DIRECTOR: Gabriele Muccino
ORIGEN: EE.UU.
INTÉRPRETES: Will Smith, Rosario Dawson, Woody Harrelson, Michael Ealy.