Las parejas suelen enfrentarse a ese dilema que, en ocasiones, es motivo de discusiones y peleas. El secreto está en conversar y llegar a un acuerdo justo en el que ambos puedan compartir la festividad con sus familiares.Aunque venga cargada de un espíritu de paz y buenos deseos para todos, la Navidad también puede generar conflictos. Y no precisamente económicos. Las decisiones de pareja sobre la celebración de la fecha encienden problemas casa adentro. El dilema: ¿pasar con tu familia o la mía?En la Navidad pasada, Patricia, una administradora de empresas de 31 años, nunca pudo llegar a un acuerdo con su esposo. Pese a estar recién casados, se enfrascaron en una pelea porque nadie quiso ceder. Para ella era una tradición cenar con su familia y para él también, así que resolvieron quedarse solos en casa.Son problemas que ocurren con frecuencia, indica la psicóloga clínica y magíster en terapia familiar Rosita Sánchez de Jaramillo, pero más en aquellas parejas que no han conversado el tema con antelación o no llevan una buena comunicación. “Si dejan para el último la decisión, ya cada uno se habrá generado expectativas sobre lo que quieren hacer ese día y ahí empiezan los conflictos”, dice.Lo ideal es que la resolución sea lo más justa y equitativa para ambos. “Muchas veces no se toma bien en cuenta que la familia política es la familia de sangre de su pareja y es una parte importante”, agrega la psicóloga y orientadora familiar Cecilia Chávez Bowen.Una de las salidas más comunes es pasar una de las fechas con la familia del esposo y la otra con la de la esposa. Y al año siguiente alternar el orden.Fue lo que hicieron Lucía, de 23 años, y su esposo Manuel. Llevan once meses casados, pero desde el año pasado –cuando se comprometieron– resolvieron pasar una de las fechas con sus familias y luego ir variando, a fin de evitar discusiones. Es un tema que, según las especialistas, debe tratarse desde el noviazgo para conocer el punto de vista de la pareja.“A veces no es difícil por nosotros sino por los padres: mi mamá dice por qué no vienen a cenar acá y mi suegra llama para decir que va a pasar la Navidad sola, y nos ponen en un compromiso”, asegura ella.En su caso, uno de ellos debe pasar alguna de las celebraciones alejado de su familia porque para Navidad o fin de año tienen que viajar hasta Machala (la familia de ella es de allá) o a Santo Domingo de los Tsáchilas (por él).Se trata de que ambos tengan la oportunidad de disfrutar con sus familias, indica el psicólogo Samuel Merlano, por eso si los allegados de ambos residen en la misma ciudad pueden turnarse las visitas el día de Nochebuena y de fin de año.“Una de las alternativas es que si una de las familias es más religiosa y de tradición, pasar con esta más temprano. Y desde la medianoche ir donde la otra, donde a lo mejor lo más interesante se da después de las doce”, explica él.Si ambas son de tradición o fiesteras, la opción entonces es acordar desde qué hora se pasará con una y luego con la otra.Alicia, una maquilladora de 32 años, tiene por costumbre almorzar el 24 con sus papás y cenar con sus suegros cada año, por eso no ha tenido disyuntivas con su esposo. Para fin de año ambos visitan a sus familias y después de las 24:00 salen a disfrutar juntos.También es importante considerar la opinión de los hijos, dice la orientadora Rosita Sánchez, porque es una fecha más para los niños. “Si en una familia hay solo adultos, lo usual sería pasar donde hay niños para que ellos disfruten”.¿Con papá o mamá?Las parejas separadas o divorciadas también enfrentan el dilema de decidir con cuál de los dos pasarán los hijos. Gonzalo quisiera que sus tres hijos pasaran con él y su nueva esposa, pero su ex se niega. Dice que la fecha es para pasarla con ella y que podrán ir para el Año Nuevo.En primera instancia y, según la edad de los niños, se les puede consultar a ellos qué es lo que prefieren. Pero de no darse, indica la orientadora Cecilia Chávez, es que estén la mitad de la noche con uno y el resto con el otro.“Es más justo a que pasen cada fecha por separado. Lo importante es fomentar la unión familiar y la unión con el padre o la madre, aunque estos no estén juntos”. Y aunque por lo general las relaciones con los ex no son del todo cordiales, es necesario hablar del tema con anticipación para no causar un conflicto mayor ese día.Las relaciones con la otra familia también suelen ser un contrapunto al momento de decidir con quién celebrar la Navidad o el fin de año. Los especialistas coinciden en que aunque no haya una íntima relación con los suegros se debe mantener la cordialidad y unión con la familia política. “Hay personas que abusan y dicen me quedo con mi familia y mando a los niños”, manifiesta Cecilia Chávez.Merlano afirma que aunque es importante mantener un vínculo con las familias políticas, la parte esencial es el núcleo que se tiene con su pareja y sus hijos.“Tener claro que la pareja es la nueva familia y las prioridades son ellos; los padres constituyen la siguiente prioridad. Es bonito pasar la fecha con ellos, pero no por imponerse voy a dañar la relación con mi cónyuge”, señala él.La decisión pasa por un adecuado diálogo entre los esposos, en el que el lenguaje conciliador y afectivo debe primar. No se trata, indican los especialistas, de imponer criterios, tradiciones o costumbres.