El karaoke y la burda imitación se fusionan en ‘Noche de estrellas’, de Ecuavisa. Un elenco de fanáticos se pasea entre la incongruencia y la burla, mientras intentan a toda costa parecerse a sus artistas favoritos, no solo emulando su manera de cantar, gestos y ademanes, sino que también se esfuerzan por asimilarse a ellos de manera física.
Los cuasi clones de José Luis Perales, Miguel Bosé, Shakira, Julio Jaramillo y demás grandes de la música aparecen en escena con un nerviosismo palpable ante un jurado que tiene como queja principal que los concursantes no muestran emociones y no se meten en la piel de los personajes a quienes interpretan. Y eso es justamente lo que ocurre con el programa.
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Sin ofrecerle al televidente ningún tipo de emoción a lo largo de su transmisión, no solo por culpa de las aburridas presentaciones de sus participantes, sino por la insípida manera de manejar el programa, las luces, los cortes y los videos que sirven como presentación e intermedio a lo largo del espacio, el programa incita a un zapping descarado pero justo.
Esta tenue supernova llamada ‘Noche de estrellas’ se queda corta frente a las gymkanas del ‘Chispazos’ de antaño, y elimina esperanzas de que los programas concurso y de reality eleven los niveles de producción del presente. Además, para imitadores del Ruiseñor de América ya tuvimos al colombiano Charlie Zaa.