En una parte del Libro de Ezequiel consta explícita y está implícita en la parte del Evangelio de Mateo, que se leyó.
Comparto los textos. El primero, del Antiguo Testamento: “Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”.
Luego, en el Nuevo Testamento, en la parábola del hombre que tiene dos hijos y les ordenó trabajar, a diferencia del primero que dijo sí y no fue, el segundo “le respondió no quiero ir, pero se arrepintió y fue”.
En ambos casos, los sujetos recapacitaron, acción que consiste en reflexionar cuidadosa y detenidamente sobre algo, en especial respecto de sus propios actos.
Tal ejercicio mental los llevó a cambiar, en un caso a no actuar como antes, pasando de la acción a la omisión, y en el otro a hacer lo que inicialmente no quiso realizar, pasando de la omisión a la acción.
Luego de la vivencia cívica de las últimas semanas, con una intensidad pocas veces percibida, creo que nos viene bien un tiempo de meditación, de reflexión y discernimiento.
Sería bueno descubrir en qué podemos mejorar, para que nuestra participación en la vida cívica e incluso de política partidista, si así lo decidimos, pueda ser más productiva y beneficiosa para la comunidad.
La gran enseñanza recibida creo que ha sido motivarnos a ser agentes activos de la vida nacional, no solo porque ella siempre nos atañe y nos afecta, sino también por el sentido de responsabilidad que debemos tener, además de la convicción de que siempre podemos aportar algo personal al bien común.
Pero debo añadir algo. Al reflexionar sobre la importancia del recapacitar en la conducta humana, me di cuenta que podía extraer a esa palabra otro significado: el de re-capacitar, esto es, reforzar o repotenciar nuestra capacitación cívica-política.
Además de la emoción y el patriotismo que sentimos, es necesario conocer y a fondo nuestros deberes y derechos ciudadanos, así como las tesis políticas históricas y en boga y también los sistemas de captación y de ejercicio del poder.
Hemos de integrarnos en una ciudadanía consciente y culta, aportar y demandar lo que nos corresponda, saber cómo unirnos y comunicarnos, buscar la cohesión y fortaleza necesarias para ejercer el poder o resistirlo, si autoridades actúan injusta o ilegalmente.
Nuevos escenarios se han abierto para el pueblo ecuatoriano. ¿Participaremos o seguiremos siendo solo espectadores y comentaristas? ¿Tendremos algún rol, aportaremos algo?
¿Es tiempo para recapacitar? ¿Sería tan amable en darme su opinión?