George W. Bush advirtió que Moscú debe retirar sus tropas, que llegaron a 30 km de Tiflis.
Pese a que el presidente ruso, Dimitri Medvedev, firmó ayer el plan de paz con Georgia, sus tropas reforzaban sus posiciones y se adentraban en territorio georgiano para apostarse a unos 30 km de Tiflis.
Blindados y tanques rusos bloqueaban ayer la entrada a la ciudad de Gori, en el centro del país, enclave estratégico situado a 60 km de la capital, así como cerca de Igoyeti, a 30 km de la capital georgiana.
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El presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, ya firmó el pasado viernes el acuerdo cuyas condiciones se negociaron al milímetro entre EE.UU., Francia y Rusia. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, comunicó el viernes a Tiflis los detalles, que se desconocen públicamente.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió que “ahora Rusia debe honrar el acuerdo y retirar sus fuerzas”, y que las regiones separatistas pro rusas de Osetia del Sur y Abjasia deben seguir formando parte de territorio georgiano.
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Pero el canciller ruso, Serguei Lavrov, declaró que las fuerzas rusas estarán “el tiempo que sea necesario” en Georgia.
El conflicto ruso-georgiano estalló después de que Tiflis lanzara una ofensiva la noche del 7 de agosto por la noche contra los separatistas pro rusos de Osetia del Sur. Las fuerzas rusas contraatacaron, haciendo retroceder al ejército georgiano.
Según las autoridades georgianas hay 182 muertos (115 de ellos soldados) y 479 heridos.
Rusia evalúa en 1.600 la cantidad de civiles que murieron por fuego de las tropas georgianas durante la ofensiva contra la región georgiana separatista pro rusa de Osetia del Sur, que desató la respuesta de Moscú.
Georgia, la patria de Stalin, fue durante 70 años una república de la Unión Soviética, hasta el colapso de esta en 1991.