Es un pueblo de grandes tradiciones, religioso, y encierra una gran riqueza cultural en la que mezcla lo autóctono y lo exterior compuesto por un conglomerado de pueblos, ideales y lenguas. Antaño conocido con el nombre de Formosa, existe un paraíso natural mecido por el océano Pacífico. Denominada hoy Taiwán y llamada también República de China desde 1949, esta isla lejana de clima tropical en el sur y subtropical húmedo en el norte posee un rico pasado, aunque son numerosos los que ignoran su realidad.Cada nuevo descubrimiento del planeta nos transporta a la historia de los pueblos que la crearon. Así, al descubrir Taiwán pude comprender a los navegantes portugueses que en 1590 la bautizaron con el nombre de Formosa –isla hermosa– con el que fue conocida hasta el siglo XX. En efecto, hermosa es esta isla con sus excepcionales paisajes de playas e islotes enmarcados por un mar azul profundo y fondo majestuoso de montañas, impresionantes acantilados y valles de un verde intenso. De vez en cuando algunos occidentales confunden República China con República Popular de China. La primera es Taiwán y la segunda es la China continental. Desde siempre he sentido gran atracción por el Asia y mi primer encuentro con su cultura fue con la fascinante República Popular de China. Al poco tiempo de esa visita tuve la oportunidad de viajar a Taiwán y confieso que  antes de trasladarme a este lugar,  el nombre de esta isla-nación evocaba en mí, sobre todo, la conocida fuerza de su comercio internacional, un rascacielos, considerado el más alto del mundo y  el antiguo y permanente  conflicto que la opone a la China continental. Geografía e historiaCon 35.980 km² y una población de 23 millones de habitantes constituida por el 98% de chinos han que hablan el mandarín como lengua oficial, 2% de “aborígenes” con sus lenguas ancestrales y el inglés promovido  por el gobierno desde hace numerosos años para desarrollar los negocios y el turismo, la moneda nacional de la isla es el dólar taiwanés y su capital administrativa es Taipei. Separada del continente por el estrecho de Taiwán y rodeada al norte por el mar de China y al este por el océano Pacífico, los descubrimientos arqueológicos muestran que en la prehistoria sus habitantes vinieron del sur de China y se instalaron en la isla hace 6.000 años a.C., siendo el grupo más importante que ha poblado Taiwán, en diferentes olas de inmigración de varios siglos.Su posición estratégica, sus factores geográficos han hecho que los portugueses, españoles y holandeses se disputaran la  posesión de esta isla en el siglo XVI. La ambición de conquista y colonización fue extensiva a otros invasores, entre ellos los  japoneses, quienes la ocuparon de 1895 a 1945, lo que no evitó que sufriera importantes rebeliones de parte de la población china y de los aborígenes.  Tribus aborígenesUna de las grandes características de la cultura de Taiwán radica en los pueblos aborígenes ancestrales de origen malayo-polinesio, clasificados en nueve tribus: Ami, Atayal,  Puyuma, Rukai, Saisiat, Tsou, Yami, Bunun y Paiwan. En extremo interesante es la cultura aborigen que descubrí en mi tercer día en Taiwán. Sus fiestas tribales son impresionantes y sus trajes, de gran colorido, y en particular  me sentí muy atraída por sus cantos y danzas, que muestran su  rico tesoro étnico. Conocido también como “pueblo de montañas” por los chinos, son numerosas las muestras de su preservada cultura que pueden admirarse en la “aldea cultural de aborígenes de Formosa”, en las cercanías de Taipei.     Economía y políticaPese a sus recursos naturales limitados, la isla  posee una economía capitalista dinámica, y como uno de los grandes inversionistas mundiales  invierte millones de dólares anuales en la ciencia y tecnología de punta. Al pasear por este “ tigre de Asia ” respiro un aire de prosperidad en sus ciudades de comercio intenso, de investigación científica, industria high-tech y me impresiona el vaivén continuo de gente de negocios de diferentes nacionalidades; a la par me sorprende su milagro económico, basado en hábiles estrategias comerciales, siendo uno de los más grandes proveedores mundiales de conductores, computadoras, teléfonos celulares y pantallas de computadoras.Si bien su situación económica es evidente en el tablero internacional, el ambiente político es muy complejo, habida cuenta que la República Popular de China controla toda la China continental  desde 1949, considerando a Taiwán como una provincia que le pertenece y no como un Estado. Fue así que el asiento de Taiwán en Naciones Unidas le fue retirado en 1971 en beneficio de la República Popular de China, como  única representante de la China, la cual aspira a aplicar a Taiwán el mismo estatuto especial que aplicó a Hong Kong y Macao bajo el principio político “un país, dos sistemas”. Sin embargo, son varias las tentativas hechas por Taiwán para adherirse a la ONU en estos últimos años como Estado independiente, pero el pedido es siempre rehusado. El organismo se acoge a la fórmula “una sola China”. Pese a la compleja tensión arriba citada que separa la isla de la República Popular de China, paradójicamente la mayor fuerza de la inversión de Taiwán se orienta hacia China continental, que de manera permanente  trata de atraer los capitales taiwaneses, convirtiendo a Taiwán en su primer asociado económico. No es fácil dar cifras oficiales, pero en general se habla de billones de dólares americanos. En el 2007, la inversión sumó 9,970.5 billones de dólares. Chiang Kai-shekAl aludir a la Segunda Guerra Mundial, imposible hablar de Taiwán sin mencionar a Chiang Kai-shek, figura mítica que en compañía de dos millones de sus seguidores  que huyeron de los comunistas que habían vencido en la China continental se refugió aquí en 1949, donde ejerció un control represivo que provocó motines y numerosos  muertos. El general se quedó aislado al terminar el apoyo de los Estados Unidos, pero en 1950, al llegar la guerra de Corea, el presidente Truman ordenó la defensa de Taiwán contra una invasión de tropas comunistas, para lo cual envió una flota americana al estrecho de Formosa. En 1954 se firmaron acuerdos de defensa mutua y las tropas americanas establecieron una base en Taiwán. CulturaIsla ocupada por diferentes potencias extranjeras desde hace varios siglos, el concepto de cultura-arte está profundamente arraigado en Taiwán: teatro cómico, danzas ancestrales, ópera, poesía, su refinado arte popular, sus maravillosas marionetas que cuentan episodios de las epopeyas y odiseas  de la isla, pasadas y presentes, nos invitan a perdernos un poco para dejarnos conquistar por su arte y encanto. Debo confesar que no vi pasar el tiempo, embelesada delante de un espectáculo callejero.  Templos, ceremonias tradicionales, habilidad de sus artesanos y festivales de gran colorido, enriquecidos por los aborígenes, forman un tablero viviente de las civilizaciones que han estructurado Taiwán. Es así como su verdadero encanto turístico radica en sus parques nacionales y pequeñas aldeas situadas en las montañas, donde los visitantes pueden gozar de su colorido folclore, hospitalidad, generosidad  y calidez de su gente. En cierta manera, Taiwán es como un museo de la China eterna, pues aquellos que pudieron huir acompañando a Chiang Kai-shek llevaron consigo valiosas piezas a la isla y que hoy podemos admirarlas en su Museo Nacional como testigos de los últimos vestigios del esplendor del Imperio, pues todos recuerdan la “revolución cultural” de Mao en la China continental  que destruyó templos antiguos, reliquias y toda muestra de la cultura milenaria china con el fin de borrar de la mente de la población los signos burgueses del pasado para poder construir una nueva China. Hoy, volviendo los ojos hacia mi visita a Taiwán, no puedo menos de rememorar las imágenes de la hospitalidad y educación de su gente, sensación que igualmente experimenté durante mi visita a la China continental. Mientras mi avión de regreso tomaba vuelo me dije que algún día esta isla hermosa llegará a un arreglo con su vecino continental, pues los une las mismas raíces, la misma lengua. Ambos son parte del alma asiática.