| elaguacate@radiocity.com.ecEl morbo es la atracción hacia acontecimientos desagradables y, aunque en diferentes grados, casi todos los seres humanos  nos sorprendemos entreteniéndonos con lo que más temor o rechazo nos genera”. Según la definición que aparece en el sitio web de Discovery Channel, ‘Ciencia forense’ es la aplicación de prácticas científicas dentro del proceso legal. Esencialmente investigadores altamente especializados o criminalistas que localizan evidencias que proporcionan prueba concluyente al ser sometidas en laboratorios. Según las cadenas televisivas estadounidenses y el público, esto significa “entretenimiento y rating”. Pero ¿quién se puede entretener con la muerte? La respuesta es sencilla: los millones que semana a semana y ya como una especie de culto sintonizan su serie forense favorita. El listado es extenso y sigue creciendo desde CSI, lanzada en el 2000, pasando por Cold Case (2003), Médium (2005) y Dexter (2006), solo por mencionar algunos. El morbo es la atracción hacia acontecimientos desagradables y, aunque en diferentes grados, casi todos los seres humanos  nos sorprendemos entreteniéndonos con lo que más temor o rechazo nos genera. Tal vez sea por un interés científico vocacional, por curiosidad de ver a través de la pantalla lo que en persona jamás nos atreveríamos o por saciar nuestra sed de justicia al evidenciar que el equipo de Gil Grissom (CSI) resuelve en pocos días y a veces horas los más complicados crímenes. Es que a pesar de que la serie de la cadena CBS, CSI, producida por el “Midas” Jerry Bruckheimer, cuenta con asesores e incluso utiliza equipo técnico y científico real y en perfecto estado para sus escenas, los mismos guionistas y el elenco han confesado haber hecho “trampa con el tiempo”, debido a que los resultados de pruebas de laboratorio que se dan en segundos en la serie, en la vida real toman días y hasta semanas. En la serie Cold Case (también de la cadena CBS) el asunto se maneja con más tranquilidad, los casos están archivados con sus evidencias en cajitas de cartón hasta que por alguna razón, años o hasta décadas después, reviven ante los cálidos y vivaces ojitos de la detective Lilly Rush. El encanto de esta serie radica en la música, sacada estrictamente del año del crimen y en la calidad de la película que obedece a la que se usaba en ese momento. Aunque mis flashbacks favoritos son los de los años noventa donde se escucha a Smashing Pumpkins, Gin Blossoms y Nirvana. Es definitivo que los asesinos en serie causan curiosidad y atracción, véase Hannibal Lecter, los queremos explorar aunque sea para censurarlos y odiarlos, pero ¿qué tal si el asesino en cuestión es “bueno”? Estoy hablando de Dexter, el justiciero serial que gracias a las enseñanzas de su padre adoptivo supo canalizar esa inevitable energía asesina para darles su merecido a los chicos malos de noche, mientras trabaja en el departamento forense de Miami en el día. Un dato interesante sobre esta serie son las alusiones al autor Bret Easton Ellis (American Psycho) de quien Dexter en ocasiones toma pseudónimos como Patrick Bateman. Y mi último favorito en entretenimiento forense es Pushing Daisies, una serie de televisión donde, al más puro estilo fotográfico y narrativo de un cuento colorido de Tim Burton, el Pastelero (The Pie Maker) emplea un método mucho más sencillo: usa sus poderes para visitar a los asesinados en la morgue, revivirlos por un minuto, preguntarles quién les quitó la vida, hacer justicia y de paso cobrar una jugosa recompensa. En el cine estarán inmortalizados verdaderos tributos a la ciencia forense como El silencio de los inocentes y Seven, pero es bueno saber que de lunes a domingo por televisión pagada y local las posibilidades de entrar con una cámara a la anatomía humana y ver cómo se dio la lesión, conocer la importancia de un pelo y de paso hacer justicia aunque sea ficticia, son variadas, diarias y por lo general duran una hora.EL AGUACATE en Radio City: FM 89.3 Guayaquil y FM 99.7 la Península, de lunes a viernes, 18:00