Es la capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Es un encuentro con el pasado, por el conjunto arqueológico romano por el cual la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Cuando escribimos la palabra Mérida en cualquier buscador de la red descubrimos que aparecen muchas y por numerosos lugares del mundo. Efectivamente, tenemos “Méridas”, por ejemplo, en España, México o Venezuela. Lo cierto es que la ciudad española de Mérida, la más antigua de todas ellas,  fue fundada, con el nombre de Emérita Augusta, en el año 25 aC., en tiempos del emperador Augusto, para los veteranos –eméritos– de las legiones que habían luchado en el norte de Hispania. Recorrerla es aspirar lentamente la huella romana de sus plazas, calles y edificios. Una ciudad con un gran legadoEl centro de la ciudad es su plaza mayor, la plaza de España, donde comenzaremos a realizar nuestro itinerario visitando la Concatedral y acercándonos a sus edificios históricos. A poca distancia se sitúan las más emblemáticas construcciones que le han dado fama y renombre universal. Tal es el caso del Teatro Romano, el Anfiteatro, la Casa del Anfiteatro, la casa del Mitreo (con el asombroso Mosaico Cósmico), el Circo (cuyo aforo superaba los 30.000 espectadores), los Columbarios, sus puentes romanos, arco de Trajano, los acueductos de San Lázaro y de los Milagros. No en vano, su conjunto arqueológico fue declarado  por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Está tan presente la impronta romana en esta ciudad que, casi con seguridad, en cualquier edificio que se trate de levantar se encontrarán en el subsuelo multitud de recuerdos y huellas de la presencia romana. Como no podía ser de otra forma, todo ese caudal artístico, que apareció y seguirá apareciendo, necesitaba su reflejo en un gran museo digno de admiración internacional. Es el mundialmente famoso  Museo Nacional de Arte Romano, erigido bajo la dirección del famoso arquitecto Rafael Moneo. ‘Capital autónoma’En 1983 se la nombró capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Por esta razón, en los últimos años ha sufrido un profundo cambio urbanístico con la creación de nuevos edificios oficiales, dinamización de su vida cotidiana, aumento de su población. Puentes (como el de Lusitania), nuevas avenidas, parques y jardines, barrios residenciales, etcétera, son muestra de la pujanza de la nueva Mérida. Una ciudad que mira decidida al futuro pero que no olvida, y aquí desde luego no es una frase hecha, su glorioso pasado. De todo me quedo con esa huella, casi imperecedera y omnipresente, romana. Un lugar elegido por el más grande de los imperios de su tiempo para el descanso de los soldados jubilados. Me quedo también por el agradable paseo por esta ciudad extremeña, con la alegría de sus habitantes, con los cinco minutos sentado en silencio en el teatro mientras miro ensimismado a mi alrededor, con el placer de desayunar sus migas (antiguo desayuno de pastores), con las dehesas repletas de encinas y alcornoques y con la forma de vivir de esta zona de España. Se podría mencionar también la Alcazaba, la Basílica de Santa Eulalia y muchas cosas más, pero todo será poco si no saboreamos y apreciamos la extraordinaria calidad de vida de la que gozan los extremeños. Una tierra con un inigualable potencial humano y de futuro, un destino ideal para vacaciones, para descansar y conocer. España es mucho más que sus playas y sus ciudades más renombradas; es también la conjunción de localidades y paisajes. Baños romanosA 15 kilómetros de Mérida está la pequeña ciudad de Alange, donde se disfruta de la tranquilidad de unos baños termales. No hay mejor lugar que este para, al igual que los romanos hacían aprovechando las bondades  terapéuticas de esta agua,  relajarnos en un entorno único e histórico. El jamónLos aficionados a la carne de cerdo saben que la raza ibérica es algo especial. Si a ello le unimos una cuidada alimentación a base de bellotas (propias de los bosques –dehesas– de estas tierras), encontramos el “oro” de la gastronomía española y uno de los más suculentos platos del mundo: el jamón ibérico de bellota. Puedo asegurar que se encuentra en el top ten de la gastronomía mundial.