Las pálidas novias y las crédulas esposas de los protagonistas del escándalo sexual se debaten entre el perdón sin olvido y las que cobraron por el “gustito” hasta logran notoriedad. Responda usted quién pierde...”. En mi mente quedó grabada una escena de la ochentera película Éxtasis. El protagonista, de visita en el psicoanalista, pasó por un ejercicio que consistía en ponerse desnudo frente a un espejo para describir cada parte de su cuerpo. El tipo encorvado de vergüenza por la práctica, relataba que sus piernas eran flacas, que debía bajar la barriga, que le gustaría tener brazos más fuertes, en fin, un sinnúmero de defectos físicos que tuvieron un frenazo cuando el hombre miró su pene y, orgulloso, retomó postura y habló “flores” de esa parte de su cuerpo. Traigo a colación la escena, no con el afán de calificar a todo el género masculino por igual, sino para entender un poco lo que voy a relatar. Muchos se preguntan: ¿cómo es posible que Ronaldo Nazario de Lima, teniendo el “tremendo cuero” (expresión popular) de Bía Anthony busque servicios sexuales? Y de paso, ¿con qué “chicas”? Como dice la canción del Santo Cachón: “No fue uno, ni fueron dos, fueron tres...” los homosexuales que se vendieron como baluarte del oficio más viejo del mundo, la prostitución. El hecho transformó a Ronaldo de máximo artillero de los mundiales a “Rey de los autogoles”, por sus travesuras. Desde parranderos futbolistas hasta respetados empresarios y políticos son “consumidores de placer”. De la boca para afuera, el más ferviente defensor a ultranza de los valores puritanos de la sociedad norteamericana era el conocido cliente Nº 9 del Emperor’s Club, su nombre, Eliot Spitzer; su cargo, gobernador de la capital del mundo. De paso algunos son cínicos: el simpático Bill Clinton negó bajo juramento haber mantenido relaciones inapropiadas con la becaria Mónica Lewinsky. Y de metidas de pata no se salvan los superactores. Hugh Grant fue pillado con una prostituta mientras le practicaba sexo oral por $ 70. Antes de desempeñar su rol de hombre de familia al lado de Catherine Zeta-Jones, Michael Douglas tuvo una larga estela de escándalos por su adicción al sexo y, en especial, por sus líos con meretrices. Sin embargo, la tea olímpica de cliente asiduo y derrochador es indudablemente llevada por Charlie Sheen. La famosa “madama” de Hollywood, Heidi Fleiss, cuenta que Sheen llegó a gastar $ 50 mil en prostitutas. Pero como después del gusto viene el susto, el escándalo de infidelidad le costó al actor su matrimonio con Denise Richards. Y si el comentado libro negro de madama hablara, algunos nombres saldrían de la olla: Jack Nicholson, Mick Jagger, Oliver Stone. La socióloga Clara Gilló de España señala que los hombres que contratan a una prostituta no se diferencian ni por nivel de estudios, ni clase social. Y según una encuesta, los motivos mayoritarios por los que se acude a esta práctica son: “pasar un buen rato” y “probar cosas nuevas”, esto empata con todo el relato, aunque “nadie está exento de la tentación pero tampoco del rechazo”, concluye la experta. Ronaldo tiene decepcionados patrocinadores al borde de la histeria, Spitzer renunció a su cargo, Grant y Sheen filmaron millonarios contratos de actuación, el “libro negro” de consumidores de sexo sigue siendo una amenaza y Clinton obtuvo el perdón de la opinión pública. Las pálidas novias y las crédulas esposas de los protagonistas del escándalo sexual se debaten entre el perdón sin olvido y las que cobraron por el “gustito” hasta logran notoriedad. Responda usted quién pierde...EL AGUACATE en Radio City: FM 89.3 Guayaquil y FM 99.7 la Península, de lunes a viernes, 18:00