Charlize tiene 33 años, nació en Sudáfrica en 1975 y es considerada una de las actrices más bellas y talentosas. Hija de un francés y una alemana, tuvo una niñez y adolescencia complicada por las constantes peleas que se vivían en casa, tanto que para alejarla fue internada en un colegio. Luego la situación se complica, muchas tragedias rondan su vida, pero ella se mantiene firme, con el claro propósito de ser feliz, triunfar y no dejarse derrumbar por los problemas, y esta es una de sus mejores armas, pues siempre se la ve serena, relajada, con un rostro dulce y una sonrisa en los labios. Y es que trabajar en el interior de uno hace reflejar lo mejor de sí. Empezó a bailar ballet y a modelar desde la adolescencia, por lo que sabe que el mantenerse delgada es una prioridad, para lo que se ejercita regularmente, sobre todo los brazos, algo de pesas viene bien para tonificar y moldear. Llega al cine por casualidad luego de que el agente artístico John Crosby la descubre en la caja de un banco. Hizo por primera vez un papel protagonista en la película El abogado del diablo, en 1997, y con el pasar de los años gana un Oscar por su interpretación en Monster. Y justamente en este tipo de entrega de premios es cuando muestra su destacada belleza, la que es sobria con el lema de menos es más; casi no usa joyas y si las usa siempre son discretas, más bien pequeñas. Es la musa del diseñador John Galliano, y sus creaciones lucen en ella tal maniquí. Cuando se le ha preguntado cuál es su secreto de belleza, ella contesta: “Buenos trajes, buenas peluquerías y buen maquillaje”. Promociona y es la cara del perfume J’adore de Dior, y tal como luce en ese comercial con tonos bronces, en el día a día son sus colores favoritos, que por su tez blanca dorada y cabello rubio le van muy bien. Entre sus productos de maquillaje no pueden faltar las gamas de dorado y miel, que hacen que siempre se la vea muy natural, pues no es amiga de recargarse de color. Su base es mate y usa sombras beige con destellos dorados sobre el párpado fijo, y rímel. No demarca sus ojos con delineador oscuro y aumenta el volumen de sus labios con brillos transparentes. Le encanta dar un toque entre coral y naranja a sus mejillas, y eso que hay que tener cuidado para manejar este tono, pues si se va la mano el efecto puede ser demasiado exagerado y llamativo, pero usado ligeramente aporta mucha luz y juventud al rostro. Definitivamente ella es camaleónica, un día sale con el pelo recogido, flecos y cara casi lavada, como una niña angelical, y al día siguiente, con un estilo entre los treinta y cincuenta, con cabello ondulado y facha muy sexy, el resultado es que siempre sorprende y llama la atención.