Un dato histórico: el oro de este territorio de la provincia de El Oro sirvió para pagar el rescate por la vida de Atahualpa. Otro dato curioso: la arquitectura de sus casas no es colonial, como suele señalarse, sino típicamente republicana, con sus coloridas fachadas saturadas de balcones y con portales sembrados de columnas.

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Un tercer abrebocas informativo: la ciudad está enclavada en las faldas de la cordillera de Vizcaya, ramal desprendido de la cordillera de Chilla, por ello recorrer sus calles y callejones provoca un continuo subir y bajar de lomas y escalinatas que serpentean en un diseño urbanístico cuyo punto focal es la plaza de la Independencia, en cuyo costado descansa el santuario de la Virgen del Carmen.

Este templo edificado entre 1912 y 1930 es considerado una obra de arte hecha íntegramente en madera, con tres naves separadas con arcos de tipo arabesco y una imponente  torre de influencia gótica (el sello del edificio).

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La fascinación del turista continúa al observar que en su interior existe una conjunción de estilos, en los que sobresale el gótico en los arcos y el mudéjar en su cielo raso, mientras que el altar mayor, los altares laterales y el altar de la Virgen del Cisne están cubiertos de pan de oro.

La plaza exterior, coronada por una pileta construida en 1904 y regenerada el año anterior, es el escenario de los eventos más importantes de la ciudad. Desde sus floridos jardines puede comenzar un paseo pedestre que nos lleva al Museo Municipal, ubicado junto al Cabildo y frente a la plaza, que exhibe piezas de cerámica precolombina de la cultura cañari y de otras civilizaciones ancestrales, además de antiguos instrumentos de minería utilizados por la estadounidense South American Development Company, que explotó el oro de la zona entre 1896 y 1950.

La historia minera de Zaruma está al alcance del visitante en el cercano parque temático Sexmo, cuyo recorrido se inicia con un video que cuenta que la explotación minera en la zona comenzó en la época incaica y continuó durante la Colonia y la República.

El turista sigue el paseo con casco, botas y la compañía de un guía en una caminata de 500 metros a través del túnel dentro de esta mina que comenzó a explotarse en los tiempos de la Colonia y que hoy es uno de los puntos turísticos más atractivos de la urbe orense.

Un consejo: durante su visita el turista debe “recargar” las baterías en esta mina también abundante en cuarzo, material que provoca puntos especialmente energéticos aprovechados por los visitantes para nutrirse de vibraciones positivas en una especie de turismo místico que comienza a popularizarse en la zona.
 
Parroquia Malvas
El paseo zarumeño, ya con el cuerpo y alma recargados de energía, puede continuar en la cercana parroquia de Malvas, a 7 kilómetros de la ciudad, en cuyo trayecto es posible visitar los negocios de dulces tradicionales a un lado de la carretera, en donde se destaca el denominado Bocadillos de Doña Cleme, que expende el jazhpe (maní con panela), dulces de cacao y miel de panela, crema de leche, rosquillas, bizcochuelos y dulces de guayaba, entre otros.

Más adelante está el molino del Gran Poder, donde se muestra el procesamiento del oro a través del platoneo manual con batea, y al llegar a Malvas destaca la iglesia local, construida en 1940, con hermosas pinturas que adornan su cielo raso de madera.

La madera es la monarca que gobierna las construcciones del cantón Zaruma. Y el oro de sus profundidades complementa un legado de tradiciones que respira olores del pasado en este rincón sureño del país. (M.P.)

Asesoría: Tito Castillo, guía por quince años de Zaruma, propietario de la operadora Oro Adventure, (07) 297-2761.

Los zarumeños hemos sabido conservar nuestras casas de estilo republicano. Gracias a ello los turistas pueden disfrutar de una arquitectura que impresiona y es imposible de olvidar.
Tito Castillo, guía de Zaruma