Aunque realizó el viaje en 1995, su memoria mantiene fresca la fascinación que sintió al recorrer esa ciudad del imperio Jemer, que tuvo su apogeo entre los siglos IX y XV, y que desde 1992 es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Rosales recuerda a Angkor como un conjunto de templos y construcciones magníficas que encontró en buen estado de conservación gracias a la protección que hoy reciben y a pesar del olvido de gobiernos anteriores.

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Su ambiente religioso brinda inspiración a los monjes que se observan recorriendo los pasadizos en busca de lugares para la meditación, mientras que los turistas curiosean dejándose llevar por lo impresionante de la entonces capital del reino de Camboya, establecida entre los montes Kulen y el gran lago Tonlé con templos erigidos por los reyes practicantes de religiones venidas de la India (hinduismo y budismo).

En su apogeo, el reino de Camboya comprendía una parte de Tailandia, de Lao y del Vietnam actuales, indica el también director de la Academia Nacional de Historia, capítulo Guayaquil.