En Allahabad, pequeña ciudad del estado norteño indio de Uttar Pradesh, confluyen las aguas del Ganges y del Yamuna con las del mítico Saraswati, donde según la creencia hindú cayó una gota de néctar de la inmortalidad de una vasija disputada por dioses y demonios.

De esa batalla mitológica nació esta peregrinación religiosa, la mayor del mundo, que en el 2001 se dice reunió a 70 millones de personas a orillas de este río sagrado (y contaminado), que recibió las inmersiones de millones de ascetas de largas melenas, yoguis, santones y familias de peregrinos de toda la India, además de curiosos turistas del mundo entero.

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“Este evento es como una gran convención de todas las sectas y grupos religiosos de la India, que se reúnen a compartir sus experiencias”, dice el traumatólogo, quien se sintió extasiado por la rica cultura que observó en ese país asiático el cual, por ejemplo, cuenta con más varones que mujeres, porque el machismo provoca que los abortos se den en mayor medida con fetos femeninos, según Alcívar.

También se sorprendió por la gran importancia que tiene la astrología para los hindúes. “Mi visita coincidió con una época en que las estrellas aconsejaban casarse, por eso veía matrimonios por todas partes”, recuerda este profesional que en este mes presentará el libro Todo lo que dijeron de mí es verdad, que incluye un capítulo sobre sus diez mejores experiencias de viajes en el mundo.