Esta feliz experiencia, que fue como una segunda luna de miel, los llevó a intensos recorridos por el Centro Histórico a pie, en chiva e incluso en un romántico carruaje halado por caballos hasta las inmediaciones de los templos más emblemáticos de la urbe: la catedral, la iglesia de San Pedro Claver, uno de los patronos de la urbe, y la iglesia de Santo Domingo.

Ese es el paseo que más recomienda Espinoza, quien junto con su cónyuge también visitó las cercanas islas del Rosario y su magnífico acuario. “Allá hay un resort de playa llamado Cocoliso, que tiene piscinas y playas de arena blanca y fina”, dice.

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Otro punto imperdible es el castillo de San Felipe de Barajas, la edificación militar española más grande del Nuevo Mundo, levantada originalmente en 1536 y ampliada hasta 1657. Esta fortaleza cuenta con una entrada principal, la plaza de armas, una garita de guardia, emplazamientos para artillería  y varias galerías subterráneas que servían como calabozos. Sin duda, un lugar muy singular para estar “preso” con el ser amado.