El pueblo shuar Arutam, la comunidad kichwa Sarayacu, el yachak (sabio) Felipe Wampash y la etnia zápara tienen sus propias formas de preservar la selva. Este reportaje es una propuesta ganadora del concurso Becas Avina, entidad que promueve el desarrollo sostenible. Los temas ganadores provienen de doce países. Tres etnias  aplican sus estrategias culturales para evitar la depredación de los bosques y una comunidad asume la administración de instalaciones turísticas en pro del desarrollo sustentable,  en medio de la amenaza climática. En una época en la que en Ecuador y el mundo se debate sobre la forma de evitar el calentamiento global, las etnias amazónicas Shuar, Kichwa y Zápara ejecutan acciones para evitar el acceso de las petroleras, madereras y mineras a sus territorios. Buscan preservar el bosque y sus costumbres, pero requieren apoyo.

Dirigentes de estas y otras nacionalidades promueven el pedido al Estado de una moratoria a las actividades extractivas en el centro y sur del Oriente.

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Mientras, en la reserva Kapawi, en Pastaza, la comunidad Achuar se apresta a administrar  una infraestructura turística que les permitirá manejar el desarrollo sustentable de su pueblo.

Un grito de rebeldía, de alerta y esperanza surge desde la profundidad de la selva amazónica ecuatoriana; sale de aquellas comunidades a las que solo se accede tras caminar durante dos días por senderos de fango o se llega en avionetas que aterrizan en pequeñas cicatrices polvosas abiertas a manera de pistas en la espesura verde.

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Es un eco que se multiplica, como el grito de los monos o el de los tucanes en un amanecer verdirrojo. Un grito que surge en una época de debate sobre el calentamiento global.

“Si no cuidamos, en Ecuador se terminará la selva. Algún año se acabará el agua; los ríos se volverán pequeños. Habrá hambre”, dice Atanasio Gualinga Cuji, de 87 años, yachak (sabio, curandero) de la comunidad kichwa de Sarayacu, en Pastaza.

Su pariente Patricia Gualinga, coordinadora de la Alianza de Pueblo Amazónicos en Resistencia (APAR), refiere que las etnias amazónicas kichwa, shuar y achuar luchan por mantener su territorio intacto y preservar la naturaleza. Pero desean integrarse a la sociedad con sus costumbres y forma de vida.

“Nosotros no queremos utilizar el sistema de los mestizos; no queremos que se arrase el bosque. Tenemos definido un plan para cuidar la naturaleza y el oxígeno que respira el mundo”, afirma Galo Cuja, de la Comisión externa del Consejo de gobierno del Pueblo Shuar Arutam que agrupa a 47 comunidades asentadas en la Cordillera del Cóndor, frontera con Perú.

Sus expresiones resumen la postura de las etnias del centro sur de la Amazonía ecuatoriana que buscan que el Gobierno y la Asamblea Constituyente declaren una moratoria indefinida de las actividades minera, petrolera y maderera. Los nativos tienen sus propios planes y experiencias de desarrollo.