“Al caminar por el Puente de Carlos sientes que estás en una de esas historias de los cuentos, con las pequeñas casas a los lados, el castillo a lo lejos y el ambiente tan tradicional de Europa”, indica la artista sobre el más antiguo puente de Praga, de 515 metros de largo.

Esta inspiradora construcción sobre el río Moldava era llamada Puente de Piedra o de Praga, aunque desde 1870 se llama Puente de Carlos porque el rey checo Carlos IV lo hizo construir en 1357.

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Esta obra, el castillo de Praga y la catedral de San Vito (la catedral gótica más antigua de Europa Central), la plaza del Reloj, la sinagoga Vieja-Nueva (la más antigua de Europa) hacen de Praga una hermosa urbe llamada a menudo “la ciudad dorada”, “París de los años 20”, “la madre de todas las ciudades” y “el corazón de Europa”.

Dentro del país, Martha prefiere a la capital turística del Ecuador continental: Baños de Agua Santa (Tungurahua).  “Allí incluso me reencontré con el hombre que hoy es mi esposo (Roberto Mastalir). En 1991 fui a Baños y me encontré con un antiguo compañero del colegio que tenía un hotel allí.

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“Conversamos durante varias horas, y días después comenzamos a salir. Dos años después nos casamos y me hace muy feliz”, indica Martha sobre anécdota que la enganchó más a esta ciudad andina, porque su esposo mantiene ese hotel “ubicado junto a la cascada Inés María. Por eso desde nuestra habitación nos despertamos escuchando el susurro del agua”, señala Martha, quien hoy prepara la obra de teatro Las damas del Edén.