Tiene sentido imaginar a Cameron Díaz llegando en una limusina con cinco guardaespaldas y dos patrullas motorizadas. Pero a la hora programada acudió sola (sin Justin Timberlake, claro) y con la única escolta de los motorizados paparazzi que la persiguen todo el tiempo. Ni siquiera vino en Mercedes Benz, BMW o Porsche. Todo lo contrario. Cameron Díaz dejó estacionado su económico auto híbrido Toyota Prius.
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Pregunta: ¿Es posible disfrutar la fama y el reconocimiento por encima de las persecuciones de los fotógrafos que la siguen a cada lado que va?
Respuesta: Es mi trabajo. Es el lado profesional, como lo que estamos haciendo ahora con esta entrevista. Todo lo que incluye una vida extraordinaria tiene que ver con todo. Es como el trabajo de cualquiera. Estoy segura que te encanta tu trabajo pero habrá algo que te molesta...
P: ¿En ese sentido tienen mucho en común?
R: Por eso digo, cuando hablo de una princesa, para mí, es el ejemplo que veo con esta mujer que fue torturada y al final resultó asesinada por los excesos o la necesidad de adueñarse de ella; consumiéndola sin verla como persona. Por eso, no sé. La fama es definitivamente algo que la gente utiliza para consumir. Ahora es un producto.
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P: ¿Entonces no se puede comparar su vida con un cuento de hadas?
R: Sí, en el sentido que todavía siento que estoy soñando. Es demasiado bueno para ser cierto.
P: ¿Se reconoce físicamente cuando ve el personaje de Fiona en la pantalla de cine?
R: Físicamente, veo gestos que son familiares para mí, porque nos filman en video en medio de nuestras sesiones de grabación. Veo gestos y movimientos que son familiares, pero los reconozco como si fuera mi madre o mi hermana, porque no me doy cuenta que es así como yo me muevo. Pero así es como se mueve mi mamá o mi hermana. Obviamente es genético y yo estoy influenciadas por ellas. La primera vez que vi Shrek me pareció muy extraño porque Fiona se parecía muchísimo a mi hermana. Y recién ahí pensé “así me debo ver yo”. Fue muy interesante. Y hay momentos que me acuerdo de haberme puesto muy emocional, en la actuación, durante la grabación de mi voz, y se nota en la película. Pero no me puedo llevar el crédito porque los animadores crearon el momento. Ellos son los que realizan la verdadera actuación o forman la magia entre Shrek y Fiona.
P: ¿Le regalaron algunos de los juguetes de la Princesa Fiona?
R: Tengo todos los juguetes que existen. Cajas llenas. Es increíble. No juego con ellos, pero los tengo.
P: ¿Se le acercan muchos chicos que reconocen su voz en Shrek?
R: Los padres se me acercan gritándoles a los chicos “Ella es la Princesa Fiona”. Los chiquitos no pueden creerlo y yo les pido que no lo hagan, porque los niños deberían mantener su propia fantasía.
P: ¿De chica soñaba con casarse con el príncipe azul o convertirse en princesa?
R: Yo nunca tuve la fantasía del príncipe azul. No es algo que me identifica. Yo siempre fui más ‘tomboy’, me gustaban los juegos de hombres. Recién estuve hablando con otras chicas que hicieron la voz de las princesas en Shrek Tres y fue interesante, porque en mis entrevistas yo siempre soy la que insiste que nunca quise que me salvara un príncipe. Y todas ellas contestaron igual que yo. Nunca me había dado cuenta que mi generación había sido criada por mujeres con las que se habían creado aquellos cuentos de hadas. Y por eso las mujeres de mi edad ya se liberaron de la idea del príncipe azul. Creo que nuestras madres se dieron cuenta que ya no existía algo semejante y nos inculcaron ideas diferentes sobre la parte que juega el hombre en la vida. Y aquí estamos, reconociendo la cultura popular; como se acepta lo que pasa en la sociedad y como es que nos relacionamos unos a otros por influencias parecidas.
P: ¿Se pondría de novio con un ogro como Shrek en la vida real? ¿La apariencia en el hombre es importante para usted?
R: (Riéndose) No, no me fijo en las apariencias.
P: ¿En lo personal, le quedó algo de la herencia cubana? ¿Entiende si alguien habla español?
R: (No para de reír) Apenas si sé hablar inglés, así que no me presiono demasiado para aprender otros idiomas.
P: ¿No recuerda ninguna palabra en español que solía usar su padre cuando era chica?
R: Sí, pero no la puedo decir. No la vas a poder imprimir.
P: ¿Es una mala palabra?
R: Sí.
P: Probemos..
R: ¡Coño! (ríe a carcajadas).
P: ¿Se anima a confirmar o desmentir algunos rumores como aquel que asegura que solo se lava la cara con agua mineral Evian?
R: Sí. Lo decían con Demi Moore diez años atrás, antes de decirlo sobre mí.
P: ¿Entonces es falso?
R: Es como un rumor pasajero. Por supuesto que no. Falso.
P: ¿Otro rumor? Dicen que no lee los guiones.
R: Falso.
P: ¿Y aquel otro rumor que dice que pasó por una cirugía estética después que se rompió la nariz cuatro veces?
R: Tuve que arreglarme la nariz, sí. Tenía el tabique desviado.
P: ¿Y es verdad que es supersticiosa?
R: Es cierto. Es bastante gradual, como en un tobogán, cada vez menos.
P: ¿Es tan supersticiosa como para negarse a filmar Shrek 13, cuando llegue el momento? ¿Al menos piensa filmar una cuarta película?
R: Eso espero. Estoy seguro que Dreamworks no va a dejar que nos escapemos tan fácilmente. Personalmente, yo estoy comprometida hasta Shrek 13. Si Fiona todavía existe, yo también.
Ahora...¡Antonio!
Esta vez son las tres de la tarde en un inesperado día nublado de Los Ángeles y en el restaurante del estudio Dreamworks, una simpática ardilla nos da la bienvenida, de verdad, como si hubiera salido de un dibujo animado tridimensional.
Se acerca sin ningún miedo, como buscando un saludo (¿o comida?), sin siquiera temerle a la voz del gato que nos espera. No cualquier gato, por supuesto. Es el mismo Antonio Banderas que le dio vida al personaje del Gato con botas en el dibujo animado Shrek. Y para hablarnos de los detalles de la tercera versión de la película...y algo más.
Pregunta: ¿Cómo es Antonio Banderas en la intimidad del matrimonio, como esposo?
Respuesta: Como esposo soy lo que la vida me ha dado y a ella también. Es decir que ambos tenemos experiencias fallidas con anterioridad y yo creo que eso ha sido casi como una universidad para encontrarnos en otro espacio donde ya se conocen los errores cometidos con otras parejas. A mí me gusta mucho el humor. El humor unido a la ironía, y la ironía que sea igual a la inteligencia. Soy muy paciente. Yo creo que la paciencia es una de las virtudes que tanto Melanie y yo tenemos sobre el otro, porque sabemos que vivimos un mundo muy ‘jodido’, en donde hay muchos caramelos muy bonitos que te llaman la atención y uno quiere probarlos. La paciencia de estar con el otro y la posibilidad que nos damos de amarnos, en las cosas muy pequeñitas que no salen en las revistas, de haber superado nuestras crisis, el hecho de haberte metido en ese túnel y haber visto un final, te hace reforzarte al final. Cuando sales del túnel de la crisis estás más fuerte. El darnos la posibilidad, creo que lo hacemos los dos, al enamorarnos otra vez.
P: La gente se sorprende cuando sabe que Demi Moore sale de vacaciones con su ex marido Bruce Willis y su actual esposo Ashton Kutcher. ¿Cómo es tu relación con el ex marido de Melanie Griffith, Don Johnson?
R: Ahora mismo es buena. Ahora nos podemos ver. De hecho hemos estado esquiando juntos varias veces en Aspen. Al principio no fue buena, era una relación mala por razones obvias. Ellos habían estado casados en dos ocasiones. Además tenían una hija juntos y obviamente se produce cierta tensión, que nunca llegó a nada físico ni muchísimo menos, ni siquiera una discusión, jamás. Pero el tiempo cura las cosas. Él ha encontrado otra persona, tiene sus hijos por el otro lado también. Los dos tenemos casa en Aspen y nos vemos. La parte civilizada de todas las partes, digamos, han venido a entenderse.
P: ¿En qué momento de tu carrera te diste cuenta “Hollywood es mi hogar, me aceptaron”?
R: Yo no me había dado cuenta. Hollywood, en mi cabeza, todavía juega un papel casi de eventualidad. Yo no me nacionalicé, ni siquiera tengo la (tarjeta de residente) greencard. Yo trabajo con unos permisos temporales que los solicito cuando voy a laborar.
P: ¿Películas como Shrek son las que te convierten en una verdadera estrella para tu hija?
R: Para mi hija, supongo que sí, y para un montón de niños. Son muchas cosas. Si cuento las dos películas que he dirigido serían treinta y cinco cintas, cinco de las cuales fueron para niños. Hago de todo. He hecho cine independiente. He hecho cinco filmes con Almodóvar, cine con Robert Rodríguez, he hecho películas sociales como Filadelfia, películas de terror como Entrevista con un vampiro, musicales como Evita, ahora dibujos animados. Me he ido a Broadway, he dirigido. Ahora estoy produciendo cine en España. He montado una productora de teatro para Broadway. Por lo tanto, son muchas las actividades que tengo y eso me gusta, me interesa. La gente puede ponerme ‘etiquetas’ y esas cosas pero no me las pongo.
P: ¿Te das cuenta la importancia que tomó un simple personaje como tu Gato con botas en Shrek? De un personaje muy secundario pasó a ser el protagónico, incluido en los posters junto con el burro de Eddie Murphy y el Shrek de Mark Myers.
R: A mí me llamó Jeffrey (Katzenberg) y me dijo: “Mira, hay un personaje que queremos introducir en el nuevo Shrek y te va a gustar”.
Yo era fan de la primera película, me encantó. De repente, dije absolutamente que sí. Yo hacía mi personaje, iba y hacía mi trabajo y cuando volvía, me decían “le hemos agregado dos sesiones más” y yo decía “¿por qué? ¿No lo estoy haciendo bien?” y me contestaban “no, no, vamos a seguir creciéndolo”. Finalmente me encontré con que el personaje de Puss in Boots (Gato con botas) se había convertido en un miembro del grupo, de la familia Shrek. Fue una sorpresa, de alguna manera.
P: ¿Es verdad que piensan filmar una película aparte, solamente con tu personaje del gato?
R: Sí. Acabo de hablar con Jeffrey sobre eso. Están escribiendo el guión, pero todavía no están contentos. Hasta que no tengan uno correcto no me lo dejarán ver. Pero sí, ya es una realidad.
P: ¿No es bastante aburrido el proceso, grabando la voz a solas, sin ninguno de los actores, ni el dibujo animado terminado porque lo agregan después?
R: Es divertidísimo. Esta última vez me parece que han sido ocho o nueve sesiones. Tú haces una sesión solo, efectivamente, ruedas aproximadamente doce escenas, no más, y se las llevan. Trabajan aproximadamente dos meses y cuando te citan para la segunda sesión ya traen las primeras escenas de la animación hechas. Ya puedes ver cómo se envuelve el personaje, si tienes que hablar más despacio o más fuerte, porque si estás en exterior o en interior se habla de distinta manera. Influye mucho en la voz la cercanía con el interlocutor, con el que estás hablando. Hay una serie de parámetros… y luego tú ya empiezas a situarte en la película; empiezas a tomar puntos de referencia; empiezas a construir tu personaje a partir de ahí. Básicamente, lo que hacemos es morirnos de risa. La pasamos de “puta madre”. Al principio leemos lo que figura en el guión y después improvisamos.
P: ¿Reconoces algunos gestos tuyos en el dibujo animado del gatito?
R: Sí, sí. Hay veces que sí. A veces miro y me digo “Wow, ese soy yo, eso lo hago yo”, esos gestos, la mirada o como hace con el sombrero. Es que los animadores lo piden. Leen las líneas, mandan el material a editar y ellos ven cómo te has movido con esa línea. Y, si les parece divertido, se lo pegan al gato. Es una experiencia muy rara. Antes de estrenar, Eddie Murphy me lo había dicho. “Ahora cuando te veas en el cine, te vas a ver un poquito a ti mismo, aunque no te lo creas. Vas a parecer un gato que mide un pie y medio, ya verás”.