Las personas agitan el paso mientras atraviesan la tradicional Plaza de la Independencia, personas de la tercera edad charlan relajadamente sentados en los bancos públicos de piedra, un grupo de turistas ‘gringos’ disparan fotos con sus cámaras digitales para llevarse imágenes de la imponente Catedral Metropolitana y dos guardias elegantemente uniformados resguardan la entrada al Palacio de Carondelet.
Esos son algunos de los personajes que animan la vista desde uno de los balcones del hotel Plaza Grande, suntuoso centro de alojamiento inaugurado el 11 de enero pasado en el mismo edificio donde funcionó por tres décadas el ex hotel Majestic, símbolo del lujo capitalino que congregó a presidentes de otros países, diplomáticos, estrellas del mundo del espectáculo y todo millonario poderoso que llegaba a la capital.
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Una inversión de 5,5 millones de dólares, dos años de trabajos en el edificio y el talento de ingenieros y decoradores de Quito y Guayaquil permitieron que el Centro Histórico capitalino recuperara esta obra luego de 36 años de inactividad pero no de olvido, porque la esquina de García Moreno y Chile se mantuvo como sede del buen gusto y la tradición del Quito del siglo anterior.
Hoy esas remembranzas viven una nueva época a través de esta edificación que cuenta con 15 suites, tres restaurantes, servicios de spa y un salón de eventos que durante esta visita está siendo decorado porque en pocas horas acogerá un coctel con la presencia del Presidente de la República (el vecino más conocido del hotel) y miembros del cuerpo consular.
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Habitación presidencial
El recorrido por el establecimiento nos lleva a la suite presidencial, cuyos ambientes incluyen una elegante sala adornada con cuadros originales de Oswaldo Guayasamín, una cama sembrada de cojines frente a la inmensa televisión de plasma, una sala de reuniones para doce personas y un baño tan grande que es posible perderse en el tránsito de la ducha al lavamanos.
Las tres suites Plaza, aunque de menor tamaño, mantienen la sobriedad y elegancia del cuarto presidencial y ofrecen una espectacular vista hacia la Plaza de la Independencia, El Panecillo, la Catedral y el Palacio de Gobierno. Finalmente, las 11 Royal Suites complementan una oferta que, según sus propietarios, supera el concepto de hotelería 5 estrellas.
Ambientes del mundo
Los tres restaurantes del hotel poseen estilos muy particulares. La cafetería Plaza Grande, en la planta baja, envuelve a los visitantes en una decoración inglesa que rodeaba al ex hotel Majestic. En el primer piso, La Belle Epoque brinda cocina gourmet fusión internacional con un ambiente de estilo francés. La cava de vinos está en El Claustro, emplazado en el subsuelo, cuya apariencia medieval está inspirada en las bodegas de vinos de la España antigua.
Curiosamente, esta fusión de estilos europeos es parte de la más añeja tradición quiteña. (M.P.)