Evitando el huracán de publicidad que había tenido en otros romances anteriores, Jennifer López ya había decidido dejar de hablar públicamente sobre su vida privada, desde que se casó con Marc Anthony. Pero cuando el trabajo los involucra directamente, tampoco pueden evitarlo. Es el caso de la nueva película El Cantante, donde también en la ficción interpretan el papel de esposa y marido detrás de la verdadera historia del precursor de la música salsa, Héctor Lavoe.
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Habiendo presentado la película en el Festival Internacional de Cine en Toronto, sin fecha de estreno mundial determinada, la feliz pareja se dispone a hablar sobre los íntimos detalles en la ficción y realidad de la armonía musical en su matrimonio.
Pregunta: ¿El proyecto de filmar El Cantante había surgido mucho antes de que ustedes estuvieran juntos como pareja...?
Jennifer López: Sí (Interrumpe). Perdón, mejor te dejo terminar la pregunta.
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P: ¿Al ser Jennifer también la productora ejecutiva, ya había entonces algún interés personal cuando tomó la decisión de elegir a Marc Anthony como el protagonista de la película?
J.L.: Debería haberte parado antes (Riéndose). A mi me había llegado el guión porque Puchi (la esposa de Héctor Lavoe) pensó que yo podía interpretarla a ella en cine y recién después me ofrecí a producir la película. Y cuando tomé el proyecto en mis manos es cierto que yo lo llamé personalmente a Marc por teléfono. Me acuerdo que estaba en mi oficina y le pregunté "¿Vas a filmar esta película o no?". Y él me contestó "sí, sí, seguro". Así fue como pasó todo, mucho antes de que estuviéramos juntos.
P: ¿Y por qué eligió a Marc Anthony entonces?
J.L.: Siempre supe que Marc es un magnífico actor. Nadie más puede cantar así, con toda esa pasión y sentimiento. Sabía que él podía protagonizar una película aunque nunca le dieron oportunidad. Y aunque me haya llevado hasta el límite en su estilo tan parecido a Héctor Lavoe, quedé impresionada cuando vi el resultado final.
Marc Anthony: No quieras saber como me sentía cada día, pensando "Estoy haciendo algo. Estoy en medio de un proceso tan difícil de articular."
P: ¿No hubo complicaciones personales al trabajar juntos?
M.A.: En ese sentido, desde muy temprano me di cuenta del lujo de tener una compañera que sabe lo que quiere. Usualmente uno entra al estudio y a lo sumo ensaya la letra con otra persona y cada uno pone lo suyo. Pero Jen me brindó muchísima más información para ayudarla y viceversa. Ella apretó los botones. Es un lujo conocer tan bien a la otra protagonista. Los dos sabíamos los botones precisos que debíamos presionar. Y por primera vez, me di cuenta lo sano que éramos como pareja.
J.L.: Así de locos como somos.
M.A.: No, de verdad. Haciendo todo eso, volvíamos a casa y me daba cuenta que éramos normales.
J.L.: Yo le decía que se imaginara que el día de hoy fuera igual dentro de 20 años. (Riéndose) Al menos estaba segura que podíamos durar el fin de semana.
P: ¿Cómo se ven dentro de veinte años?
M.A.: ¿Dentro de veinte años? Para ese entonces imagino que alguien filmará una cinta sobre mí.
J.L.: Nos veo mucho más allá de 20 años. Los dos somos personas muy creativas, supongo que seguiremos haciendo lo mismo.
P: ¿Un amor tan profundo y destructivo como el de Héctor Lavoe y Puchi puede sobrevivir en el tiempo?
J.L.: Obviamente funcionó. Sobrevivió por 20 años. Y en los últimos momentos, como digo en el final de la película, aunque ella no estuvo con él todo el tiempo, siempre vivió para él. Nunca dejó de quererlo. Y lo sé por lo que escuché en sus grabaciones, algunos meses antes de morirse. Si le preguntabas a ella, te decía que había tenido el mejor matrimonio del mundo. No aparece en la película, pero ella siempre decía que Héctor era el mejor padre, el mejor esposo, que nunca le había traído problemas con otras mujeres. Uno se pregunta ¿De verdad? Ese era su sentimiento. El amor era real aún cuando no pudo confrontar la batalla de las drogas o la infidelidad con otras mujeres, como cuando no podía encontrarlo y tenía que perseguirlo con un revolver hasta alguna casa de drogas. No le importaba. Él era su hombre y ella estaba donde se suponía. Él la pudo haber dejado muchísimas veces y nunca lo hizo. Nunca lo hizo.
P: ¿Cómo fue interpretar a la pareja de Marc Anthony, también en la ficción?
J.L.: Fue un desafío interpretarla en diferentes etapas de su vida. Pero me ayudaron unos once CDs que me habían dado, con ella hablando con el guionista. Solamente la oía, no la veía, pero siendo puertorriqueña, yo tampoco la apreciaba (riéndose). Nadie en mi familia... bueno, alguien la debe haber querido. Con Héctor se necesitaban así como también eran lo peor para cada uno. Había mucho amor. Y creo que su amor por Héctor es lo que la mantuvo con él durante tanto tiempo. Lo bueno es que no era perfecto. Ella no era perfecta y él tampoco. Así era todo.
P: ¿Ayudó Jennifer a Marc desde su puesto de productora?
M.A.: Jennifer me ayudó mucho. Primero que todo, estoy agradecido que no me haya exigido subir de peso (como Héctor Lavoe). Mi madre ya lo viene intentando desde hace 30 años. Pero Jen, desde muy temprano, me había ayudado porque ella había filmado otra película parecida con Selena y me contó como no quiso imitarla, aunque yo tampoco quería hacerlo igual. Héctor tenía un estilo muy particular. Su imagen es demasiado fuerte en la comunidad latina y yo no quería que la gente se olvidara de él y pensara que me están viendo a mi. Ella me dio el mejor consejo "Aprende todo de él y después olvídalo". En el momento que me lo dijo, no lo entendí, pero con el paso del tiempo me sirvió muchísimo saber lo que hacía Lavoe en diferentes situaciones.
P: El resto de la gente tiene 'apenas' 24 horas para vivir ¿Cómo logra hacer tanto en poco tiempo?
J.L.: Hago lo que siento en el momento. (Riéndose) Y lo hago rápido.
M.A.: Hace 27 años que estoy en este negocio y jamás he visto a alguien con tanto enfoque y claridad como ella. Yo me siento y la veo desde un paso más atrás. Es fascinante la forma en que no deja nada por la mitad. Ni siquiera una conversación. Es una virtud. Jen es una apasionada en todo, aunque solo sea un perfume. Es una mujer increíble.
P: ¿Qué tan difícil es el trabajo de producción en comparación con el de actriz y cantante??
J.L.: Se requiere muchísima energía. Durante el proceso que duró cinco años, hubo muchos momentos donde me planteé "¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué tengo que seguir con esta batalla?". Pero cada vez, volvía y escuchaba la música o veía los documentales y me daba cuenta que necesitábamos mostrarlo.
M.A.: Me acuerdo cuando ella planteaba esas preguntas. "¿Por qué? ¿Por qué?". Y solo tenía que escuchar la música para responderse "Esta es la razón".
P: ¿El nombre de música salsa fue una sugerencia de marketing puro?
M.A.: Me acuerdo que Tito Puente no podía soportar la palabra Salsa. Pero quedó en el tiempo y creo que el apodo capturó el sonido. Es una palabra que describe la música.
P: ¿Hasta qué punto los influyó a ustedes, como latinos y puertorriqueños la música salsa de Héctor Lavoe?
M.A.: Yo me crié con la música de Héctor Lavoe, desde que tenía tres o cuatro años. Su música es como la banda de sonido de mi vida. Y tuve el placer de conocerlo en persona, un par de años antes de que haya fallecido. Seis meses antes, yo había grabado mi primer CD de salsa. Y me acuerdo que él decía "No lloren cuando muera, quiero que canten, quiero escuchar música, tambores, quiero una celebración". Fue impresionante salir del funeral, escuchando los tambores. Daba miedo, pero ahí me di cuenta el impacto que este hombre había tenido en la gente.